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Río Tambo: ¿Contaminación natural? ¡Mentira! Tambeño la rechaza

Por: Edgard Norberto “Beto” Lajo Paredes

Mario Juan Arenas Figueroa (QEPD), nació en Chucarapi, Ing. Geólogo UNSA, Maestría en Ciencias Geológicas Universidad de Ohio, EEUU, obtuvo la Picota de Plata, con diploma y medalla de honor del Congreso de la República, al mejor Ing. Geólogo del Perú. Autor del libro “Historia General del Valle de Tambo”, publicado póstumamente el año 2018, cuya edición ha sido donada, por él mismo, gesto hermoso y desprendimiento ejemplar, lo dedicó a su promoción 1947 de la Escuela Primaria Nº 965 de Cocachacra, menciona al director y a diecinueve alumnos de entonces, un reconocimiento a la educación y amistad.

Empieza con una reflexión e irrefutable verdad: “El control de los ríos originó las primeras rivalidades entre los pueblos… han jugado un papel importante en la… humanidad… influido en la agricultura, el transporte, la industria y en la formación de… pueblos… La disputa por la posesión del agua se ha dado históricamente y ésta se acentuará cada año por su mayor demanda en el mundo… y a la creciente escasez… por efectos de la contaminación ambiental y calentamiento global”, resalta “Así como el mar es el vehículo y fuente de trabajo para los pescadores del litoral, las aguas del río Tambo son fuente de vida para sus habitantes y agricultores, pues… proporciona el vital elemento para la población y para la agricultura” (pág. 21).

De la composición de sus aguas, indica: “Se han hecho varios estudios para conocer la calidad de las aguas del río Tambo. La presencia de boro fue reportada por el SIPA en 1984, por Southern en 1996 y por la Consultora Bustamante Williams y Asociaciones BW&A en 1997, a pedido de la Dirección de Aguas e Irrigaciones”, luego, se lee: “Siu (1999ª: 6) dijo en 1998 que las aguas del río Tambo aumentaban las concentraciones de sales nocivas durante el estiaje con 5.00 ppm en el sector Punta de Bombón, una cantidad tóxica para las plantas” (pág. 26); líneas después: “En el 2003, Siu (2004: 12) dijo que las aguas del río Coralaque tienen 0.08 a 0.12 mg/l de arsénico superior a los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es de 0.01 mg/l. En Quelgua tiene 11.50 ppm (0.011 mg/l y 10.50 ppm (0-010 mg/) en el puente Freyre” (pág. 27).

PASTO GRANDE: ¿RESPONSABLE DE LA CONTAMINACIÓN «NATURAL» DEL RÍO TAMBO?

Arenas Figueroa, hace esta preocupante afirmación: “Con el embalse de Pasto Grande, las aguas del río Tambo contienen valores de metales superiores al mínimo permitido por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las poblaciones del valle de Tambo están en el riesgo de envenenarse al beber agua con valores de arsénico superiores al mínimo permitido por la OMS que es 0.01 mg/l.” (pág. 27). En la novena sección “Las Represas en la Cuenca del Río Tambo”, Capítulo XXXI “La Represa Pasto Grande”, verazmente, escribe: “Así como la Reforma Agraria terminó con la hegemonía de los hacendados en el valle de Tambo, la represa de Pasto Grande acabó con la supremacía que tenía este valle en el uso de las aguas en la cuenca hidrográfica del río Tambo” (pág. 246). En tono cuestionador, dice: “En 1979 se creó el Proyecto Especial Pasto Grande, la Región José Carlos Mariátegui empezó a construirla ante la indiferencia de los agricultores del valle de Tambo y de las autoridades locales, provinciales y departamentales porque se pensaba que las aguas sobraban en este río y se iban al mar” (págs. 246 – 247); refutando la tesis del “sobra agua”, esclarecedoramente, asevera: “Es cierto que en los meses de avenida en el verano (enero a marzo) el caudal del río Tambo llega a superar los 200 ó 250 m3/seg y que más del 90% se pierde en el mar, pero cuando el caudal baja en los meses de sequía o estiaje (setiembre a diciembre) a 3.5 ó 4 m3/seg, el agua del río es insuficiente para abastecer la demanda hídrica en la época de siembra (La Punta, 2004: 6)” (pág. 247).

Concluyentemente, dice: “Debido a la construcción de la represa Pasto Grande hay menos agua en el valle de Tambo y se ha alterado la calidad de ella, con respecto al resto de la cuenca, porque esta represa almacena las aguas dulces del río Vizcachas, que son las más puras de la cuenca del río Tambo, tienen menos salinidad y contenidos de boro y sodio. El resto de la cuenca tiene un incremento de boro, sales, incluso arsénico” (pág. 247). Más adelante, vuelve a decir: “La represa Pasto Grande ha hecho disminuir el caudal de las aguas en el valle de Tambo, quedando en la cuenca una cantidad insuficiente para atender las demandas del uso agrícola de este valle en los meses de estiaje” (pág. 251).

Amigo/a lector/a, según este sustento técnico y científico, ¿cuál es la respuesta?

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