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14 julio, 2025 4:21 pm

Respóndeme quieres

POR: FERNANDO VALDIVIA CORREA

Ironías de la vida. De un lado, Delia Espinoza, elegida Fiscal de la Nación el 18 de octubre pasado, en reemplazo del interino Juan Carlos Villena, quien a su vez asumió dicho cargo máximo ante la destitución de Patricia Benavides por parte de la Junta Nacional de Justicia. Exactamente hace un mes, este organismo constitucional declaró nula la defenestración de Benavides Vargas y dispuso su reincorporación como Titular del Ministerio Público.

De inmediato, Espinoza Valenzuela literalmente cargó vehemente toda su rabia y frustración en contra de los integrantes de la JNJ, atrincherándose en la sede central y obligando al personal de confianza y áulicos a que la acompañasen al hall para encender velitas (ni idea qué intentó demostrar), para luego cuestionar la votación de los miembros de dicha entidad. Cuando Gino Ríos, presidente de la Junta, aclaró que era suficiente los votos de 6 de los 7 integrantes, Delia insistió en que quería ver el acta de deliberación. Hasta que el cirio que encendió hizo el milagro, y una semana después un juez supremo suspendió a Patricia del puesto por asumir por 24 meses.

En tanto esto ocurría, la también Fiscal Suprema interpuso habeas corpus en contra de la Policía Nacional para que no la detengan en caso existiese orden de la JNJ; sin embargo, el mismo día, este proceso fue declarado improcedente. Con la resolución del magistrado supremo, la Junta no tuvo otra alternativa que devolverle la medalla a Espinoza. Y a partir de ese momento se acordó de hablar. Y vaya que está diciendo de todo.

Se ha quejado del Ministerio del Interior, cuyo titular no le atiende sus pedidos de reunión para realizar coordinaciones contra las organizaciones criminales, puntualizando que: “Nosotros los fiscales tenemos la experiencia y podemos compartir una serie de sugerencias, recomendaciones o propuestas a la PNP para poder trabajar temas de inteligencia. Si nosotros no trabajamos en inteligencia para llegar a los cabecillas que organizan, planifican esas extorsiones y esos asesinatos, las muertes se van a seguir dando”.

Asimismo, a fines de mayo, en clara intromisión de funciones del Ejecutivo, y bajo el paraguas de que la minería ilegal mueve siete veces más dinero que el narcotráfico, acotó: “el gobierno no debería salir por el lado más fácil que es ampliar el Reinfo”. Curioso, toda vez que en esa misma fecha la Comisión de Justicia y Derechos Humanos del Parlamento rechazó la actitud de la FN al no concurrir por segunda vez a la citación para que informase sobre el asesinato de 13 personas en Pataz; es decir, precisamente por el tema que ella cuestiona ante los micrófonos abiertos.

Y si esto no fuese ya suficiente, nuevamente amenazó tanto a la mandataria como al Congreso, enfatizando en que “no voy a retroceder”, en su deliberado e insano accionar de estar denunciando ilegal e inconstitucionalmente (varias de estas imputaciones son archivadas en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales), solo por creer ilusamente que esa es su labor frente a la ciudadanía.

Del otro, mesurada, de pocas palabras y sí varias acciones. Dina Boluarte, cuestionada severamente por la prensa, aduciendo que llevaba más de doscientos cincuenta días sin declarar, y cuando lo hizo por qué no acepta repreguntas, enfatizando la jefe de Estado que “me voy a comunicar (…) siempre y cuando no se toquen temas personales”.

También fue criticada por el aumento de sueldo, resultando ser la sexta funcionaria pública con la remuneración más alta en el aparato estatal, transgrediéndose el Decreto de Urgencia 038-2006, que textualmente reza que nadie en el sector público puede percibir más que el presidente. A renglón seguido, incremento de gasto mensual de S/ 5 mil a través de una tarjeta de alimentación para ella.

A la mañana siguiente, Palacio de Gobierno comunicó que esos vales de consumo vienen siendo utilizados desde hace varios años y son para uso exclusivo del personal del despacho presidencial. Cerrado el tema, aunque sin un “ups me equivoqué” o “sorry mano”; vale decir, ningún comentario por parte de los periodistas.

Cierto, es irónico que mientras Dina evita contacto con los medios de comunicación, Delia hace todo lo humanamente posible por estar ante los reflectores para exigir que la señora Boluarte Zegarra, a través de los ministros, le brinden respuesta a sus requerimientos.

Análisis & Opinión