Después de más de una década de inoperatividad, la represa Chirimayuni finalmente será puesta en funcionamiento para beneficiar a los distritos altoandinos de Chojata y Lloque. Esta infraestructura, construida durante el gobierno regional de Martín Vizcarra, fue concebida para ampliar la frontera agrícola en estas zonas. Sin embargo, por años permaneció sin uso, acumulando agua sin que se concretara su operatividad debido a la falta de decisión técnica y política durante gestiones posteriores.
Frank Flores, gerente general del Proyecto Especial Regional Pasto Grande (PERPG), explicó que el Gobierno Regional de Moquegua transfirió la represa al PERPG en 2023. Desde entonces, se realizaron inspecciones técnicas que confirmaron que la estructura principal del dique se encuentra en buen estado. La inspección contó con la participación de especialistas de la Autoridad Nacional del Agua (ANA), quienes corroboraron que el cuerpo de la represa no presenta problemas estructurales, lo que permite avanzar con su rehabilitación.
No obstante, se identificaron deficiencias en componentes secundarios de la infraestructura, como el desgaste en válvulas, compuertas y la bocatoma, así como deterioro en parte de la línea de conducción hacia Chojata. Estas fallas, según Flores, son subsanables mediante obras menores de reparación, y no representan riesgos para el funcionamiento integral de la represa.
Actualmente se está culminando el expediente técnico para ejecutar dichas reparaciones, cuya inversión estimada oscila entre cinco y seis millones de soles. El documento técnico se aprobaría en junio, y las obras se ejecutarían en un plazo de cuatro a cinco meses. El objetivo es que la represa esté operativa antes de que finalice el año 2025, poniendo fin a una larga espera por parte de los agricultores locales.
En paralelo, la Municipalidad Distrital de Lloque está ejecutando un proyecto de línea de conducción, financiado con recursos transferidos por el Gobierno Regional. Esto permitirá canalizar el agua desde la represa hasta las áreas agrícolas del distrito, resolviendo así una de las principales limitaciones que enfrentaron los pobladores desde la construcción de la obra.
Se estima que la represa, con una capacidad de almacenamiento de cinco millones de metros cúbicos, permitirá irrigar entre 800 y 1,000 hectáreas, dependiendo del tipo de cultivo y del sistema de riego que se implemente. Flores enfatizó la necesidad de apostar por el riego tecnificado para optimizar el uso del agua, dada la escasez del recurso en la región.