POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ
La política económica y migratoria de Trump, está ocasionando que los Estados Unidos atraviese un momento crítico y casi anárquico crucial, marcado además por la anunciada subida de aranceles y la implementación de medidas para la expulsión de inmigrantes ilegales. Estas acciones no solo tienen repercusiones internas, sino que también alteran el equilibrio global. En este contexto, es pertinente recordar las reflexiones de Francis Fukuyama en su célebre ensayo “¿El fin de la Historia?” (1989) y su desarrollo en el libro “El fin de la Historia y el último hombre” (1992), donde plantea la idea de que la democracia liberal podría ser el punto culminante de la evolución ideológica de la humanidad, teoría que la realidad se ha encargado de desmentir.
REALIDAD
La reciente decisión del gobierno estadounidense de aumentar los aranceles a las importaciones tiene el potencial de desestabilizar no solo la economía local, sino también las dinámicas comerciales a nivel mundial.
Esta medida busca proteger a las industrias localizadas en su territorio, pero al mismo tiempo, puede provocar represalias de otros países, lo que podría resultar en una guerra comercial en la cual China tiene todas las posibilidades de ganarla por una serie de factores entre los cuales podemos citar su dirección centralizada de la economía a cargo del partido comunista chino y la fuerte disciplina social, recordando que históricamente, la imposición de aranceles ha llevado a una disminución en el comercio internacional, afectando a las cadenas de suministro globales y encareciendo los productos para el consumidor estadounidense, que pareciera que en poco tiempo va a tener que enfrentar, aparte de una fuerte inflación tanto por la subida de aranceles como la política migratoria aspectos que pueden acentuar la desigualdad económica dentro del país, al beneficiar a ciertos sectores industriales a expensas de otros. (Sobre todo de la industria militar que se va a ver beneficiada por la reposición del armamento utilizado en la guerra de Ucrania).
La decisión de expulsar a inmigrantes ilegales también tiene consecuencias profundas. En primer lugar, una parte significativa del mercado laboral estadounidense depende de la mano de obra inmigrante, particularmente en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios. La pérdida de este capital humano podría provocar escasez de trabajadores y un aumento en los costos de producción, que a su vez se trasladarían al consumidor.
En el marco de las teorías de Fukuyama, que sugieren que la historia avanza hacia un modelo de democracia liberal, es interesante observar cómo estos cambios económicos se relacionan con la estabilidad financiera global. La historia del patrón oro, que estableció una conexión directa entre el valor de la moneda y las reservas de oro, nos recuerda la importancia de las reservas en tiempos de incertidumbre.
¿Por qué cae el patrón oro en 1971? Múltiples voces han puesto énfasis en la Guerra de Vietnam como causa principal. La guerra habría provoca la incapacidad de EEUU de devolver el oro a sus legítimos dueños. Sin embargo, la degradación en la calidad del dólar había empezado mucho antes. Las reservas netas de EEUU cayeron desde 1949 y desde inicio de los años 1960s fueron negativas. El dólar no era más que una promesa (pasivo) a entregar una cantidad de oro determinada (1 dólar equivalía a 1/35 onzas de oro, o lo que es lo mismo, $35 daban el derecho de reclamar una onza de oro). Que Estados Unidos tuviera, desde los 1960s, reservas netas negativas significa que había emitido muchas más promesas a entregar oro que el oro que tenía disponible para cumplir esas promesas
Hoy, los países con las mayores reservas de oro son Estados Unidos, China, Alemania, Italia, Francia y Rusia. Estas naciones, que han acumulado grandes cantidades de oro, son vistas como bastiones de estabilidad financiera.
En un contexto de aranceles elevados y políticas migratorias restrictivas, estas reservas podrían ser un salvavidas para enfrentar posibles crisis económicas. Sin embargo, la falta de un consenso global y el aumento de las tensiones pueden amenazar esta estabilidad, por lo que bien haríamos en el Perú, cuarto productor de oro en el mundo, en tener mayor porcentaje del mismo en nuestras reservas en lugar de tenerlas mayoritariamente en dólares norteamericanos.
Por último, la pregunta que queda es si EE.UU. podrá encontrar un equilibrio entre la protección de sus intereses y la necesidad de cooperación global, sin caer en la trampa del nacionalismo y el aislamiento. La historia, como siempre, continúa escribiéndose.