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Referéndum y la opinión pública

POR: JULIO FAILOC RIVAS   

En menos de una semana el Legislativo no solo archivó la iniciativa del inocuo referéndum, sino que también le dio la estocada final a la SUNEDU hiriéndola de muerte.  El referéndum lo analizaremos desde la nefasta intervención de la derecha y de los poderes fácticos, y de los impactos que ha tenido en la opinión pública, mientras que lo de la SUNEDU lo tocaremos en un próximo artículo.

Habíamos advertido que la jugada del Ejecutivo de colocar del referéndum en manos del Congreso no había calculado la reacción que podría generar en la oposición. No nos equivocamos pues la respuesta no solo ha sido dura, sino que, hasta orquestada, con la aparición de la lobista Karelim López y hasta beneplácito convenido de la presidente del Congreso por las iniciativas legislativas de adelanto de elecciones.

La reacción alineada de la oposición con una mayor y mejor articulación en contra del referéndum y del presidente, la campaña orquestada de los medios de comunicación concentrados en la misma dirección, las contundentes declaraciones de la lobista Karelim López acusando al presidente de liderar una organización criminal en Palacio y de querer cerrar el Congreso, además de las tres iniciativas legislativas en el Congreso para adelantar las elecciones han golpeado duramente presidente y a su iniciativa de referéndum.

Más allá de los cuestionamientos a las encuestas que están dirigidas, lo cierto es que hay un par de preguntas que traen algunos mensajes que deben ser tomadas en cuenta, tanto por el Ejecutivo, como por la oposición vacadora, a fin de tener una mejor actuación y una mayor conexión con la población. Aún cuanto hay que tomarlo con reserva, ¿que nos dice la última encuesta de CPI que puede ser de utilidad para nuestra deteriorada clase política?:

  1. ¿Considera usted en este momento importante insistir en el cambio de la Constitución, o diría que hay temas más importantes que el gobierno debería afrontar en su gestión? El 72.4% respondió que hay temas más importantes que afrontar, mientras que el 23.8% señaló que se debería insistir en el cambio de la Constitución.

Aunque la pregunta debió ser ¿Está de acuerdo o en desacuerdo con el referéndum?, sin embargo, aceptémosla como válida, además de lícita porque valgan verdades sólo a una minoría le interesa el cambio de la Constitución porque está concentrada en sus propios problemas.  El Ejecutivo tiene que entender que a la población tiene sus propias prioridades, mientras que al Legislativo no debería preocuparle tanto el referéndum, porque si son ciertas las cifras mostradas por CPI e Ipsos Perú, las tiene ganada de lejos. La nula reacción de la población frente al archivamiento del referéndum es un indicador de lo que estamos señalando.

  1. ¿Si se llegara a convocar nuevas elecciones presidenciales en nuestro país, cualquiera sea el motivo o circunstancia, con cuál de estas dos opciones está usted más de acuerdo? El 86% señaló que se elija nuevo presidente y nuevo Congreso, mientras que sólo un 10% respondió que se elija nuevo presidente y se quede el actual Congreso.

Esta demás reiterar que la consigna de la gente es que se vayan todos y que no quede ninguno. La única interesada de que se vayan todos es la señora María del Carmen Alva, porque sabe que se quedaría ella, y esta demás decir que sueña con la banda presidencial. No es casual su última declaración frente a la propuesta de adelanto de elecciones: “Si nos tenemos que ir todos, nos vamos” La mala noticia para ella es que la gente no la quiere, y que estaría poco dispuesta a sacar a Castillo para que la suceda ella.

Estas dos preguntas de la encuesta de CPI nos llevan a la conclusión de que el referéndum no es problema, sino el nefasto comportamiento del Ejecutivo y el Legislativo, su desconexión con la población y sus necesidades más sentidas. Todavía hay margen para un acuerdo de sobrevivencia que tome en cuenta los problemas de la población y no la del Ejecutivo y el Legislativo.

Estos dos poderes del Estado no solo están advertidos, sino que están al filo de la consigna que se vayan todos y que no quede ninguno, aun cuando de manera inexorable nos quedemos con la inefable señora Alva. ¡Que Dios nos agarre confesados si es así!

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