POR: GUSTAVO PUMA CÁCERES
En agosto de 2025, el proyecto experimentó una breve resurrección. El 7 de agosto, la Autoridad Portuaria Nacional (APN) otorgó al Consorcio Hub Corío Megapuerto del Sur la Viabilidad Técnica Temporal Portuaria (VTTP). Este permiso, válido por tres años, era la llave para iniciar los estudios definitivos que permitirían la construcción, siguiendo el modelo del exitoso puerto de Chancay.
EL DRAMA DE AGOSTO: ESPERANZA Y TRAICIÓN INMEDIATA
Sin embargo, esta esperanza duró apenas cuatro días. El 11 de agosto, en una reversión sin precedentes, la misma APN suspendió indefinidamente la viabilidad recién concedida. El artículo argumenta que la velocidad de este giro —donde una institución estatal conocida por su lentitud «descubre» un «vicio de nulidad» en menos de 96 horas— desmiente una simple corrección burocrática. Probablemente sea una pieza de teatro político perfectamente coreografiada, una ejecución extrajudicial del futuro de Arequipa.
LA METAMORFOSIS DEL GOBERNADOR: DE PILATOS PASIVO A VERDUGO ACTIVO
La figura central de esta «ejecución» es el gobernador regional, Rohel Sánchez, previamente retratado como un «Poncio Pilatos» por su negligencia. En agosto, su papel cambió radicalmente: de ser un espectador pasivo se transformó en el instigador principal de la condena del proyecto. Lideró una cruzada mediática para exigir la anulación de la VTTP y la destitución del presidente de la APN.
Su argumento fue una supuesta defensa del «rigor técnico», alegando que la APN había roto un compromiso de esperar a un «estudio de demanda» programado para noviembre de 2025. El autor desmonta esta postura como hipócrita y una «mentira», ya que dicho estudio ya debía estar entregado desde octubre de 2024. Mientras paralizaba el proyecto internamente, su gobierno seguía promocionando el Megapuerto de Corío en el extranjero ante inversionistas de Arabia Saudita y EE. UU. La estrategia de supeditar todo al estudio se revela como una táctica de dilación letal, una «meta móvil» para vetar el proyecto sin dejar huellas, lavándose las manos «con el fuego que consumió la esperanza de Arequipa».
LOS ROSTROS DE LA TRAICIÓN: CONFLICTOS DE INTERÉS Y UN CONSORCIO FANTASMA
La ofensiva del gobernador sacó a la luz las acusaciones que revelan el «rostro de Judas».
Juan Ramón Arrisueño (presidente de la APN): Se le acusa de un grave conflicto de intereses. Antes de presidir la APN, fue contratado como consultor para evaluar el plan maestro del mismo consorcio al que, meses después como máxima autoridad, le otorgó la viabilidad. De ser cierto, esto vicia todo el proceso.
El Consorcio Hub Corío: Se describe como un «consorcio de papel» o «cascarón» formado por dos empresas (Leet y Beton Terra) de perfil modesto, de reciente creación (2022 y 2017) y sin experiencia alguna en el complejo desarrollo portuario. Su manifiesta incapacidad plantea una pregunta crucial: ¿cómo la APN pudo otorgar la viabilidad para el proyecto más ambicioso del sur a un consorcio tan débil?
EL MOTIVO: LAS «TREINTA MONEDAS DE PLATA» Y EL PUERTO DE MATARANI
Toda traición tiene un precio; este no está en cuentas secretas, sino en el muelle de un competidor directo: el Puerto de Matarani, operado por Terminal Internacional del Sur (TISUR).
Mientras se saboteaba a Corío, el Estado peruano (a través de ProInversión, el MTC y el MEF) trabajaba aceleradamente entre febrero y julio de 2025 para concretar una adenda al contrato de concesión de TISUR. Esta adenda implica una inversión de casi $600 millones para modernizar Matarani y, lo más importante, extender su concesión por 30 años adicionales.
La conexión es directa: el megapuerto de Corío, con un calado natural de 28 metros superior al de Matarani y capaz de recibir los buques más grandes del mundo, representa una amenaza existencial para el operador actual. La paralización de Corío elimina a su futuro competidor y blinda la rentabilidad de la masiva inversión en Matarani. El Estado trata a los dos proyectos con una divergencia alarmante: facilita todo para el operador privado de Matarani mientras crea un «laberinto de obstáculos» para el nuevo actor de Corío.
UNA ENCRUCIJADA PARA AREQUIPA
La alegoría inicial se ha complejizado: Pilatos (el gobernador) es un verdugo activo y Judas es una red de intereses corporativos y políticos que usa el aparato estatal para proteger el statu quo y eliminar la competencia.
El costo de esta parálisis es incalculable, es una traición a los votantes de Arequipa, un golpe a la economía local y un mensaje letal para cualquier inversionista futuro sobre la falta de seguridad jurídica en el sur del Perú.
La pregunta final ya no es quiénes son los traidores, pues los hechos de agosto han iluminado sus rostros y motivos. La pregunta ahora es para el pueblo de Arequipa, su sociedad civil, academia y empresarios no alineados con los intereses creados: ¿permitirán que su futuro sea vendido, o se levantarán para exigir transparencia, romper el «pacto infame» y resucitar el proyecto de desarrollo más importante de su historia moderna? El único que ha hecho en casi tres años es cambiarle el nombre de Corío a Puerto de las Américas, una acción simbólica que contrasta con la paralización total del desarrollo real de Arequipa.
