Durante la presentación del libro “La Primera Huelga Obrera Arequipa – Mollendo 1902” del sociólogo Pablo Fernández Llerena, el historiador mollendino Enrique Chávez Jara propuso tanto al autor de la obra como al alcalde Edgar Rivera, se pueda gestionar y concretar la instalación de un cenotafio en memoria a los tres mártires que perdieron la vida durante los enfrentamientos de la clase obrera en la huelga de julio de 1902 en Mollendo.
Entre los espacios que podrían considerarse para esta especie de mausoleo, está el cementerio de la ciudad para que sirva como lugar de reflexión y recordación a quienes fueron víctimas de la represión del gobierno en aquellos años, tomando en cuenta sus nombres: Francisco Fiascunari, pescador y chofer; Mariano Adriazola, obrero ferrocarrilero y Toribia v. de Bossio, ama de casa.