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22 noviembre, 2024 10:41 am

Problema común, necesidad de respuesta común

Por: Vicente Antonio Zeballos Salinas

Claro que nos referimos a la pandemia del COVID-19, pero en una dimensión macro; pues, ha quedado al descubierto la precariedad de nuestros procesos globalizadores y de interdependencia. Más aún, está en grave entredicho nuestra gobernanza global, limitándose a la supervisión y sugerencia, sin orden y fuerza vinculante.

En abril del 2020, se crea COVAX, un organismo conformado por la OMS, la Alianza para la Vacunación (GAVI) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), con el objetivo de adquirir dos mil millones de dosis contra el COVID-19, antes de finales del 2021 y sean distribuidas de manera equitativa entre los países pobres y ricos, a la fecha son 190 países, quienes la integran; el otro mecanismo, era el establecimiento del Acceso Mancomunado a Tecnología contra la Covid-­19 o C-TAP que permitiría compartir la propiedad intelectual, todos los conocimientos necesarios para producir vacunas a gran escala. “Fracaso moral catastrófico”, es la expresión, dura, directa, objetora y profundamente realista, del Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunciando a comienzos de este año, que en la administración de la vacuna se prefería a países de renta alta y limitadamente a los países considerados como los más débiles.

El sábado último, el premio Nobel de Economía Paul Krugman, escribía sobre la rigidez burocrática e intelectual, contrastando el nivel de decisiones en Estados Unidos y Europa, “los dirigentes europeos no solo son adversos a los riesgos, sino también adversos a los riesgos equivocados. De modo que minimizaron los riesgos retrasando el proceso de adquisición, regateando en el precio y negándose a firmar exenciones de responsabilidad. Huelga decir que en Estados Unidos tenemos una actitud mucho más relajada hacia la especulación empresarial, demasiado relajada, la mayor parte del tiempo. Pero en este caso nos ha sido útil, porque no hemos escatimado céntimos en una crisis sanitaria”. Y no deja de ser un temor compartido, en nuestras noveles democracias, que priva de una oportuna toma de decisiones, el reparo a las responsabilidades futuras, penales, civiles, administrativas y políticas; sumando al dilatado y complejo proceso de contrataciones.

La geopolítica de nuestros tiempos, ya no es bélica sino de la vacuna. China, utiliza la distribución de las vacunas para afianzar su influencia en los países más necesitados, aun cuando las miradas del mundo estaban puestas sobre ellos, sobretodo Wuhan. Rusia, Alemania, Reino Unido, Israel, no son ajenos a esa perspectiva. No obstante, descuidando su frente interno, tanto China como Rusia no superan el 4% de vacunados en sus nacionales. No es ajeno a la frialdad estratégica, China está en tratos con potencias regionales como Argelia, Nigeria; tiene compromisos de donaciones de vacunas a varios países africanos pobres, reforzando su presencia en el continente.  Un caso especial es Brasil, la política en la región se ha visto alterada por la pandemia y la salida de Trump de la Casa Blanca; el gobierno de Bolsonaro, zanjó sus contenciosos con China y les pidió que agilizarán decenas de millones de envíos de vacunas, así como los insumos para producir las inyecciones en Brasil. Se calcula que Brasil recibiría hasta 100 millones de dosis de la vacuna CoronaVac hasta finales de agosto, y facilidades para elaborar más de 17 millones de dosis localmente.

Es indiscutible que la ciencia está en la palestra de los avances y debate público, nunca más deberá estar relegada; y se percibe una investigación científica, integrada, coordinada. Diversa información destaca que “los laboratorios han recibido miles de millones de euros en subvenciones de los Estados para la investigación y el desarrollo y la posterior producción de las vacunas, limitando de facto los riesgos de las farmacéuticas”; sin embargo, conservan la propiedad de las patentes -la refuerzan-, exigen confidencialidad, negocian/imponen los precios con los Estados y condicionan los términos contractuales. En situaciones especiales, de emergencia sanitaria, que el mundo en general comparte, deben liberarse temporalmente las patentes, para aumentarse la producción, disminuyendo los precios, es el principio básico del interés superior de la salud pública.

Análisis & Opinión