POR JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)
Está aprobado el Presupuesto General de la República para el país y en él aparecen los presupuestos de los municipios locales y provinciales del departamento de Moquegua, con un total de 840 millones de soles. La revisión de los importes asignados a cada uno de los gobiernos locales muestra presupuestos elevados en algunos casos e insuficientes en otros.
DESIGUALDAD PRESUPUESTAL EN LOS DISTRITOS ANDINOS
Por ejemplo, los municipios de Matalaque, Quinistaquillas, Chojata, Lloque, Ubinas, Coalaque, Yunga, Capilla, Cuchumbaya, Puquina, San Cristóbal y Omate tienen, en su mayoría, menos de dos millones de soles, y pocos no sobrepasan los ocho millones.
Estos distritos, invisibles presupuestalmente, se caracterizan por ser netamente andinos; su principal actividad productiva es la agricultura y, en menor medida, la ganadería, además de contar con un territorio accidentado.
Los distritos andinos mencionados solo tienen un presupuesto de apertura de 35 millones de soles, lo que representa apenas el 4 % del total presupuestal municipal. De ellos se dice que presentan baja población y baja productividad agrícola y ganadera. Consideramos que se trata de tipologías equivocadas, pues miran al revés los fenómenos al asumir como causas lo que, en realidad, son consecuencias.
CONCENTRACIÓN DE RECURSOS EN POCOS MUNICIPIOS
En contraste con esta desigualdad presupuestal, se encuentran los municipios que aparecen con decenas de millones de soles de presupuesto. Así, Torata cuenta con 132 millones, Ilo con 161 millones, Mariscal Nieto–Moquegua con 167 millones y San Antonio encabeza la lista con 221 millones. Estos municipios suman un presupuesto de 337 millones de soles y concentran el 81 % del presupuesto municipal del departamento.
A estos gobiernos locales se le atribuye su ventaja presupuestal a la cercanía con las operaciones mineras o a su condición de capital de provincia, además de ubicarse en territorios costeños con mayores posibilidades de concentración poblacional.
En resumen, a unos municipios les falta presupuesto público y a otros les sobra, ya sea porque no logran ejecutar los recursos asignados o porque los destinan a obras y programas sin mayor impacto.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
El Presupuesto General de la República aprobado para 2026 vuelve a mostrar en Moquegua una desigualdad territorial que se repite año tras año: cuatro municipios concentran el 81 % de los recursos, mientras que los distritos andinos apenas acceden al 4 % del total.
En vísperas de un año electoral nacional, regional y local, esta brecha presupuestal desnuda un centralismo encubierto que favorece a las capitales y zonas mineras, relegando a los municipios rurales a roles meramente administrativos.
La política pública debería corregir este sesgo mediante una ley que obligue a alinear el gasto público con los planes estratégicos de desarrollo regional y local, incorporando criterios de equidad, cierre de brechas y sostenibilidad.
Solo así se pasará de un Estado consumista a un Estado gestor, capaz de medir impactos y garantizar que cada sol invertido contribuya al bienestar colectivo. De lo contrario, se continuará atrapado en indicadores obsoletos y presupuestos escritos en piedra, que perpetúan la desigualdad y limitan el futuro de los territorios más vulnerables.
