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31 enero, 2025 11:08 am

¿Por qué Dina y el Congreso apuestan por más y peores universidades?

Todo esto ocurre sin valorar suficientemente a la educación superior técnico-productiva, que, aunque socialmente relegada, es esencial para el desarrollo de las naciones.

POR: POLITÓLOGOS ANDY PHILIPPS Y ESTEFANY PACHO   

En los últimos cuatro años, el Congreso ha presentado 257 proyectos de ley para crear nuevas universidades, al mismo tiempo que revertía la reforma universitaria con la complicidad del gobierno central.

Si bien la universidad ha tenido históricamente un rol clave en la enseñanza y la investigación, lo que le ha valido ser percibida como herramienta de movilidad social, desde 1996, cuando Alberto Fujimori permitió la creación de universidades con fines de lucro, también comenzó a ser vista por algunos como una “oportunidad de negocio”. Este negocio no solo ha sido económico, sino también político, afectando su esencia como espacio de formación y desarrollo.

SUNEDU CAPTURADO Y PARALIZADO

En 2014, como parte central de la reforma universitaria, se creó la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) con el objetivo de garantizar que las universidades en Perú cumplieran con unos estándares mínimos de calidad, teniendo como consecuencia lógica el cierre de aquellas que no los cumplieran, una de ellas fue la José Carlos Mariátegui de Moquegua. Sin embargo, en 2022 el Congreso aprobó una controvertida ley que redujo su autonomía. Este golpe legislativo permitió que representantes de las universidades ingresaran al Consejo Directivo de la institución, abriendo la puerta a conflictos de interés y minando su capacidad de supervisión imparcial.

El desenlace llegó en 2024, cuando el Congreso aprobó un dictamen que dispuso que el licenciamiento de las universidades por parte de la SUNEDU sea de carácter permanente, destruyendo su propósito original.

20 universidades anunciadas, 7 de ellas en el sur y, ¿1 más en Moquegua?

A finales de 2024, el Congreso anunció entre bombos y platillos la creación de 20 nuevas universidades nacionales en diversas regiones del país (tabla 1). Sin embargo, esta decisión resulta cuestionable si consideramos que, en el mismo año, más de la mitad de las 65 universidades públicas existentes no lograron ejecutar ni el 90% de sus presupuestos asignados.

De hecho, la Universidad Nacional de Moquegua (UNAM) ocupa el puesto 51 en el ranking de ejecución presupuestal 2024, con solo el 59% de su presupuesto ejecutado. Los S/ 30 millones que la UNAM dejó sin usar representan casi una tercera parte del presupuesto estimado por el Ministerio de Educación para crear una nueva universidad.

Además, el Congreso debió considerar que, en lugares como Ilo (Moquegua) y Camaná (Arequipa), la UNAM está retomando la construcción de nuevos pabellones, mientras que la UNSA ya tiene avanzada más del 80% de la obra de su sede en Camaná.

Todo esto ocurre sin valorar suficientemente a la educación superior técnico-productiva, que, aunque socialmente relegada, es esencial para el desarrollo de las naciones.

CONCLUSIÓN: CALIDAD ANTES QUE CANTIDAD

Entre 2019 y 2024, el subempleo, el desempleo y la inactividad laboral aumentaron un 17%, según la especialista Dinegro. Además, casi la mitad de los 600 mil peruanos que emigraron en 2024 eran jóvenes. Ante este panorama, la creación de más universidades por parte del Congreso parece una solución superficial a una demanda popular, cuando en realidad muchas de estas instituciones carecerán del financiamiento necesario y podrían terminar siendo usadas para fines de clientelismo político.

Toda ciudad quiere albergar una universidad para que sus jóvenes sean profesionales. Pero la cuestión de fondo debe ser si la formación recibida les da las herramientas adecuadas que les permitan no solo estar empleados, sino vivir bien.

 

Análisis & Opinión