Representantes del cercado de Ilo acudieron a la comisión de regidores para expresar su protesta ante los constantes ruidos y escándalos generados por discotecas, night clubs y por la zona conocida como el callejón de las 7 puñaladas, ubicada en pleno centro de la ciudad.
Los vecinos señalaron que la situación se ha vuelto insostenible debido al funcionamiento nocturno de estos establecimientos, que —afirman— afectan su tranquilidad y seguridad.
El regidor Edgar Puma señaló que el alcalde provincial, Humberto Tapia, se comprometió desde el primer año de gestión a solucionar esta problemática, pero hasta el momento no se han concretado cierres definitivos. Indicó que en una ocasión se colocó un cartel de clausura, pero el local reabrió la misma noche.
“Los vecinos del cercado han dado un ultimátum, porque no es posible que hayan pasado tres años y estemos en el cuarto sin un solo local cerrado”, afirmó.
“NO FALTAN NORMAS, FALTA DECISIÓN POLÍTICA”
Puma sostuvo que no es necesario aprobar nuevas ordenanzas ni modificar instrumentos de gestión como el ROF, el CAP, el TUPA o el plan director.
“Eso de aprobar instrumentos de gestión es un engaña muchachos y toma su tiempo. Todas las ordenanzas que han pedido las hemos aprobado y hasta ahora no hay un local cerrado. No se trata de normas, sino de una férrea decisión política para las clausuras”, enfatizó.
CUESTIONAN PRESUNTOS INTERESES
El regidor mencionó que existirían actores con intereses particulares que estarían influyendo para evitar el cierre de estos establecimientos. Ante ello, consideró que la única medida efectiva sería colocar bloques de cemento y tapiar los locales para impedir su reapertura.

