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24 diciembre, 2024 8:51 pm

Pocho

A lo largo de su gestión, Mendoza Pérez se enfrentó a numerosos desafíos, que a menudo revelaron su carácter fuerte y, en ocasiones, difícil. Sin embargo, esos rasgos de personalidad no le impidieron trabajar incansablemente por el bienestar de su comunidad.

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ     

Conocí a Jorge Mendoza Pérez, en la década del 68, años en que presidía el gobierno militar den Juan Velasco Alvarado y puedo decir que desde aquel entonces cultivamos una amistad plena en altibajos, pero siempre guiada por el cariño a Ilo, pudiendo por ello mantener el dialogo con respeto y franqueza y una sonrisa como en la última vez que lo visite en su modesta casa, hará unas cuatro semanas, porque a pesar de su deterioro físico seguía llevándose por la imaginación para diseñar proyectos para embellecer Ilo, que le permitiría mostrarse ante la opinión pública nacional como un candidato a la Presidencia de la república… “Si han llegado a presidentes gente como Castillo, Vizcarra, Toledo, Dina y, otros tantos sin mayores condiciones y experiencia, por qué no puedo hacerlo yo, que soy mejor que todos ellos”.

Ambición que no dudaba en hacerla publica cada vez que podía y que permitió que se ganara entre sus muchos apodos, casi todos cariñosos, el del “loco Pocho”, enmarcado hoy día, –tengo que reconocerlo, en un legado de amor y compromiso por Ilo desde su llegada a la política, donde  demostró que su pasión por Ilo iba más allá de un simple compromiso; era una obsesión personal que guiaba cada una de sus decisiones y acciones, expresando muchas veces que se sentía orgulloso porque  cuando lo  criticaban, era por hacer y no por ocio mental como “ocurre con las autoridades actuales.”

A lo largo de su gestión, Mendoza Pérez se enfrentó a numerosos desafíos, que a menudo revelaron su carácter fuerte y, en ocasiones, difícil. Sin embargo, esos rasgos de personalidad no le impidieron trabajar incansablemente por el bienestar de su comunidad. Su enfoque en la acción y el compromiso fue un claro ejemplo de cómo un político puede dejar una huella imborrable en la vida de sus ciudadanos, priorizando siempre el bienestar colectivo sobre la inacción.

Pocho se destacó por implementar proyectos que transformaron la infraestructura de Ilo y mejoraron la calidad de vida de sus habitantes. Su legado se manifiesta en cada obra realizada, en cada programa social impulsado y en cada esfuerzo por conservar y resaltar la belleza de su querido puerto. Mendoza Pérez entendía que el desarrollo de Ilo requería no solo una visión clara, sino también un trabajo constante y decidido.

A pesar de las críticas y obstáculos que enfrentó, su amor por Ilo siempre fue su motor. Su capacidad para unir a la comunidad en torno a un objetivo común es un testimonio de su liderazgo y dedicación. Jorge Mendoza Pérez será es recordado como un político que, con un carácter fuerte, nunca dudó en poner a su ciudad primero, convirtiéndose en un referente de compromiso y acción.

El legado de Pocho perdurará en Ilo, inspirando a nuevas generaciones de líderes a seguir su ejemplo de amor, dedicación y trabajo incansable por el bienestar de su comunidad. Su historia es un recordatorio de que la verdadera política se construye con pasión, esfuerzo y un profundo sentido de pertenencia tal y como nos lo enseñaron otros políticos capaces y con visión, como –por citar algunos–, Julio Diaz Palacios, Ernesto Herrera Becerra y Walther Ascona, que en la práctica demostraron cuan cierta puede ser la observación que  la voluntad de poder, concepto filosófico de Friedrich Nietzsche se refiere a  una fuerza que no es una fuerza física ni psíquica, sino una fuerza motora inmersa relacionada con la voluntad  de lograr hacer  y  con ello trascender, a pesar de que  es inevitable sentir en tanto que nos estamos quedando solos, rodeados de la ausencia de aquellos que han marcado nuestras vidas, para bien o para mal, como es el caso del popular Pocho …¡Descansa en paz!

Análisis & Opinión