POR: ENRIQUE LAZO FLORES
Dina Boluarte sigue jugándose la permanencia en el poder, no sabemos hasta cuando, ha soportado una nueva versión de una marcha de los 4 suyos llamado, “la toma de Lima” que, al parecer, fue un fracaso. Lleva en sus espaldas una mochila con 65 muertos y las manos manchadas de sangre de jóvenes, campesinos, amazónicos e indígenas, de sectores que un día fueron declarados “ciudadanos de segunda clase” y que hoy despertaron, porque llevan en el alma el discurso de Aníbal Torres, que por ser ciudadanos de la sierra, por ser cholitos, y serranitos, “por eso no nos quieren”, creen que no somos inteligentes…”, discursos que ha calado muy hondo en el sentimiento del poblador del Perú profundo que hoy, se resiste aceptar a que Dina Boluarte siga en el poder.
Después de más de dos meses de sangrientas protestas, éstas han ido en aumento en algunas regiones, desde que Dina llegó a la presidencia nada ha logrado calmarlas, la represión se puso más dura y el pueblo, especialmente de Puno, Juliaca, Cusco, Andahuaylas y otros, no se someten, resisten y el clamor popular toma su tiempo, está midiendo el final de la permanencia de Dina en el sillón, después que pasaron varios presidentes que no duran en el cargo, el sillón presidencial parece estar maldito.
Este gobierno ha estigmatizado al ciudadano peruano, ha dividido entre blanquitos e indígenas, más aún, las últimas movilizaciones han dejado profundas heridas en la autoestima y en el amor propio de cada uno de ellos, ahora “los blanquitos de élite” que viven en zonas como Miraflores, San Isidro, Surco y otros sectores, ya no podrán ir a la sierra, sobre todo a Puno, Cusco, Andahuaylas entre otras regiones, porque han despertado el odio hacia este sector de ciudadanos llamados, de “segunda clase”.
El último anunció que hiciera el congresista Alejandro Cavero, de presentar un proyecto de Ley para solicitar amnistía para los policías y militares que dispararon a matar a los manifestantes, ha caído mal en esta población que nuevamente anunció más movilizaciones, esta vez desde el norte del país, región que parece haber despertado de su letargo ante tanta injusticia que muestra este gobierno.
De otro lado el alcalde de Lima Rafael López Aliaga, ha declarado el centro de Lima “zona Intangible”, o sea, nadie podrá transitar con libertad, menos hacer movilizaciones, pese a que esa disposición hace años fue rechazado por el Tribunal Constitucional, son actitudes que lejos de buscar un acercamiento con la población, terminan provocando a que se presenten reacciones que podrían ser más duras aún. ¿En estos momentos prohibir el libre tránsito, no está contra la Constitución?
Sin embargo, es necesario precisar que políticos o aprendices de políticos que no conocen su papel en el Congreso, fueron los que lejos de cerrar brechas las abrieron más, profundizándolos con sus expresiones y actitudes racistas y discriminadoras que mellaron al indígena de la sierra y de la Amazonía, como Alejandro Cavero, Bazán, Guerra, Montoya y muchos otros caviares que no entienden que el Perú es un país pluricultural y tienen sus costumbres que son ancestrales, las cuales fueron despreciados calificándolos como gente de clase inferior,– como los llamó el inefable Alan García que prefirió pegarse un tiro en la cabeza, antes de irse preso por corrupto.
Persiste un rechazo profundo al Congreso y a sus “130 mamíferos” que están allí solo por su sueldo, como los llamó el que un día salió a asustar a los congresistas con poner 500 mil reservistas en la puerta del Congreso para cerrarlo, Antauro Humala que resultó ser finalmente un “bluf”, pues nada de eso pasó, mientras continúa la vorágine de la protesta en algunas regiones, Puno no cede, fue la más afectada por la discriminación y el racismo selectivo, Arequipa inicia nuevamente la protesta el día lunes, en otras regiones anuncian más medidas y el norte despierta, las informaciones no salen, son acalladas por la concentración de la prensa nacional que no solo no informa, sino, que distorsiona la información, convirtiendo a la prensa alternativa en la más creíble.
La crisis no solo es por la renuncia de Dina Boluarte, menos por la Constitución que pasó a segundo plano, sino, las inmediatas consecuencias de esta crisis que se viene agudizando, se nota más la pobreza y la falta de trabajo, en comparación al año pasado donde el PBI ha crecido en un 2.9, para este año se calcula que la pobreza crecerá más del 30.9 por ciento que fue el año pasado y como para calmar a los deudos de los más de 65 muertos, Dina Boluarte anunció que ya le pusieron precio a cada uno, les darán 50 mil soles para cada familiar de los fallecidos y para los heridos le darán 25 mil soles, es lo que cuesta la vida de un ciudadano de “segunda clase” en nuestro país según Dina.
Pese a esos anuncios, el Perú no logra disimular que está ubicado en el cuarto lugar entre los países más desiguales del mundo, aunque esto le sirva a la presidente como un santo remedio para estar bien con su conciencia, deja bien claro que no le importa la vida de los fallecidos, ha cambiado totalmente de actitud, desde el primer momento en que en el Congreso archivaran el caso de su denuncia constitucional, por haber firmado una carta cuando era presidenta de una asociación y a la vez, era vice presidente de Pedro Castillo, claro que en el Congreso ya todo lo tenían preparado, calculado y conversado.
Lo que viene en el futuro parece estar ya decidido, la suerte está echada para Dina Boluarte, Otárola y sus ministros, la historia no se podrá cambiar, la experiencia de otros países donde aplicaron el sistema dictatorial, debe ser el espejo donde deben ver su futuro, de los mandatarios que aplicaron la dictadura, casi nadie se salvó de la prisión, se debe ver de cerca las experiencias de Argentina de Rafael Vilela, hasta la ex presidente de Bolivia Jeanine Añez y su ministro de gobierno que fue capturado en EEUU y enviado a prisión por sobrevalorar la compra de logística para emplear en la represión, pasaron varios personajes que pagaron con prisión, ¿acaso pueda verse en ese espejo Dina Boluarte?.
Con este panorama el país se debate en un escenario incierto, donde la legitimización de un gobierno se pone en duda, con un Congreso atomizado por la derecha manejado por el fujimorismo más recalcitrante y un gabinete coludido con las fuerzas del ejército, sometiendo a la policía nacional a cometer excesos en la represión contra una población que nunca estuvo en movilizaciones de la magnitud que se vivió en Lima, se avizora reacciones más profundas, por las regiones que en un inicio no participaron de esta protesta, ahora están despertando, nos espera un futuro incierto.