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9 enero, 2025 2:20 am

Opinión de Miércoles

Por: Ángel Cáceres Cáceres

Es chu, no chi 

Dirán que quiero hablar chino, no. Hay cosas que aclarar con conocimiento de causa. Me refiero a la bebida tradicional mollendina: el chuflay, que, por desconocimiento, de repente han tergiversado las cosas, denominándola chiflay y no es así. Esta bebida nace en un pequeño restaurante que había en la parte baja del ferrocarril, detrás del hotel Plaza, calle 28 de Julio, donde la señora Blanca Salazar de Grossman, que atendía a los trabajadores del ferrocarril, su esposo, don Antonio Grossman, también era ferrocarrilero y un gran bombero. Ella vivía en la calle Aguirre, entre Zavala y Arica, actualmente vive un hijo allí. Ellos crean esta bebida, como le decimos criollamente para un corte, un día lunes después de haber bebido el domingo los trabajadores van por la mañana a tomarse un refresquito. Se crea con cerveza, también y en ese entonces había la gaseosa “naranjín”, después vino la nectarín, limón, hielo y una copita de pisco. La señora Blanquita, a quien tuve el honor de conocer, mencionaba que lo hizo probar a un ingeniero extranjero que venía del ferrocarril, y muy gustoso, le oyó decir: chu-flay, no sé de dónde nace, pero fue el complemento de esta palabra. Y ahí pues nace el famoso chuflay. Mucho gusto que ahora, un mollendino, como es el amigo Lira, hijo de un compañero de estudio, Mario Lira, que le decían “el chileno”, ha creado esta cerveza artesanal; pero repito la palabra legítima, y pueden preguntarte al hijo de la señora Blanquita en la calle Aguirre, es chuflai. Entonces es chuflai no chi.

Chamba para el nuevo comisario

Efectivamente, ya lo informó, como siempre, Prensa Regional, tenemos nuevo comisario sectorial, o sea, máximo jefe policial de la provincia. Y se trata en esta oportunidad del comandante Erick Alarcón Gallegos. Como decimos, se le avecina mucha chamba. Primero: debe tener contacto con las autoridades de la provincia en cuanto a la falta de efectivos policiales, lo que hemos notado ampliamente al inicio de este año; por ejemplo: no hay policías de tránsito, que antes había por lo menos uno o dos en las calles principales de Mollendo, pero actualmente no hay ninguno y esto crea un caos vehicular tremendo porque los visitantes no conocen el sentido del tránsito: van por donde quieren, se cuadran donde quieren y se forma un caos en el centro. Esta debe ser la tarea inmediata del nuevo comandante, que se reactive la policía de tránsito y, sobre todo, coordinar con la gerencia de Transportes para hacer señalizaciones en lugares importantes como el mercado, cómo ir a la playa, cómo dirigirse a los pueblos jóvenes, etcétera. A esto se suma la falta de semáforos que se menciona estarían arreglados muy pronto. Otra cosa que hacer inmediatamente es crear las vías principales de un solo sentido, como la calle Iquitos, la calle Blondel para que se descentralice el tránsito que solamente se hace por calle Comercio y calle Arequipa. Esto es necesario, urgente, por lo que decimos que el nuevo comandante tiene mucha chamba.

Robos al por mayor

Es lo que ha ocurrido al inicio de este verano y la situación más grave se descubrió en el aniversario de Mollendo donde algunos delincuentes que llegan como veraneantes habían hecho de las suyas en todas las playas ante la cantidad enorme de visitantes. Pero felizmente ahí sí la policía actuó en cuanto a personal terna que logró encontrar en algunos iglús que usaban a estos delincuentes para pernoctar en las playas y se encontró gran cantidad de pertenencias ajenas a la persona que allí dormía, como teléfonos celulares y algunos artefactos eléctricos, equipos de vehículos, de igual manera tarjetas de crédito y otras pertenencias, que la policía logró encontrar y capturar a los delincuentes. Pero ¿cuántos robos más ha habido? Y muchos no son denunciados. Esto no solamente pasó en las playas sino en la ciudad que tuvo una invasión multitudinaria de veraneantes por el aniversario de Mollendo. Ojalá que el nuevo comandante, como lo digo en el artículo anterior, ponga coto a esta situación y la municipalidad haga cumplir que está prohibido acampar en las playas, ya que las personas de mal vivir aprovechen ese lugar para volverlo como depósito de sus robos. Mucho cuidado con los robos al por mayor.

Con la misma moneda 

Es el trato que debe darse por parte de las autoridades de todos rangos, hablamos de policías, de serenazgos, de inspectores, fiscalizadores. Porque no está ocurriendo así. Durante todo el año se prohíbe, por ejemplo, la venta alrededor del mercado San José. No se permite vendedores ambulantes. Los fiscalizadores están al tanto en eso. Hemos notado, por ejemplo, en calle La Mar, una demarcación muy buena donde los vendedores no pueden invadir más allá de una línea que se ha hecho. Pero ¿qué ocurre? Esa exigencia es solo para los vendedores locales, ya lo habíamos dicho con anticipación, pero ¿qué pasa cuando llegan los vendedores afuerinos? No se les da el mismo trato porque éstos invaden cualquier lugar. Hemos visto vendedores ambulantes en plena calle Arequipa, alrededor del mercado, en la calle Arica, en la calle Alfonso Ugarte, en la calle Comercio y los encargados de retirarlos optaban por mirar y no decir nada. Entonces creemos que a todos se les debe tratar igual: si vienen de afuera tienen que cumplir las órdenes de los fiscalizadores del comercio ambulatorio y que tengan la misma prohibición que tienen los vendedores locales, de lo contrario estamos notando que no se está pagando con la misma moneda. Eso es todo, nos vemos, chau.

Análisis & Opinión