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28 abril, 2025 3:12 pm

Nuestro homenaje a Mario Vargas Llosa

"Desde aquél lejano 1977 leo a dicho eximio escritor; en homenaje personal a tan ilustre compatriota, he vuelto a leer Los Cachorros, Los jefes y Día domingo."

POR: EDGARD NORBERTO “BETO” LAJO PAREDES    

En el año 1977 cursamos el cuarto año de secundaria en el Colegio Nacional Deán Valdivia de Mollendo, Alma Máter de la provincia de Islay, institución educativa estatal. Llevamos el curso Literatura Peruana, docente asignado: el profesor Luis Borja (apodo “Pichu”), quien antes se desempeñó como auxiliar de educación, cuyas funciones eran preservar el orden y la disciplina. Curiosamente, suprimieron esta indispensable labor, acomodando a los otrora auxiliares en el dictado de cursos como el mencionado.

Fue tan torpe la decisión de eliminar o reducir el número de auxiliares de educación que incluso desaparecieron el cargo de Regente, jefe de auxiliares de educación. En nuestro caso, dicho puesto lo ejerció, con autoridad respetable y eficacia disciplinaria, don Germán Olivares Segura, nuestro querido “Chueco Olivares”, quien, a su paso, sin gritar ni castigar, ponía orden. El alumno que lo veía venir avisaba: “viene el Chueco, viene el Chueco”, y en un segundo el alboroto estudiantil cesaba; todos nos poníamos quietecitos, tranquilitos y formalitos.

El primer gobierno de Alan García (1985–1990) reimpulsó la función del auxiliar de educación en las instituciones educativas públicas, aunque no retornó la Regencia. Valga la ocasión para sugerir al Ministerio de Educación la tecnificación, profesionalización y revalorización del auxiliar de educación, dándole la denominación apropiada por la valiosa y muy necesaria tarea de educar en disciplina, en la forja de conciencia, en la identificación de ideales cívicos, y en la aceptación responsable de las reglas de los centros de estudios.

En nuestra época de estudiantes, se introdujo la metodología de formar grupos para el trabajo educativo de seis estudiantes, con el criterio de vecindad, según la cercanía domiciliaria de los integrantes. En la asignatura de Literatura Peruana, el docente nos impartió la tarea de escoger obras literarias de autores peruanos, leerlas y exponerlas por grupo en el aula; así se hizo todo el año lectivo.

Había tres secciones; éramos del cuarto “B”. Formamos el grupo con Jose (sin acento en la “e”) Paredes, quien se encuentra en España desde hace varias décadas; Jorge Guzmán, ingeniero civil, quien se desarrolla en el ámbito de las empresas de servicios de agua potable; Kiko Chávez, ingeniero agrónomo, formado en Rusia, hoy en Estados Unidos; Marco Bromley, un francófono, porque hablaba muy bien el francés, quien hace algunos años, estando en Canadá, se fue de este mundo; y Enrique Zegarra, técnico en salud, quien trabajó en el Hospital de Mollendo y hoy descansa en paz.

Este grupo de adolescentes deanvaldivianos escogió a Mario Vargas Llosa, a instancia de Jose Paredes, quien nos proporcionó la obra Los Cachorros, era el libro 7 de la Colección Biblioteca Peruana, Ediciones Peisa, Lima, Perú, 1973; conformada por 65 textos. Escogimos a Vargas Llosa porque no solo era peruano, sino arequipeño, nuestro paisano; nos decidimos por Los Cachorros por ser una novela ambientada en un colegio y cuyos protagonistas eran estudiantes, como nosotros.

El texto Los Cachorros integraba otras novelas cortas: Los jefes, Día domingo y otros. En forma colectiva, el grupo leyó y expuso Los Cachorros; en forma individual, me incliné por el relato Día domingo. En el año 1977, nuestro ilustre homenajeado publicó la novela La tía Julia y el escribidor, a consecuencia de ello, el autor fue objeto de entrevistas periodísticas, algunas publicadas en el diario El Correo de Arequipa. Cumplimos a cabalidad con la tarea, tan es así que el docente nos calificó para todo el año, y los compañeros de aula nos apodaron “los filósofos”.

Desde aquél lejano 1977 leo a dicho eximio escritor; debido al deceso de nuestro Premio Nobel de Literatura 2010, recordé lo narrado. En homenaje personal a tan ilustre compatriota, he vuelto a leer Los Cachorros, Los jefes y Día domingo.

Análisis & Opinión