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Ni Washington Zeballos ni Roberto Castañeda: expresidentes de la UNAM no registran investigaciones

POR: ABG. LUIS MIGUEL CAYA SALAZAR     

Las autoridades nominadas en las Comisiones Organizadoras de la Universidad Nacional de Moquegua (UNAM) de otros lugares, frecuentemente enfatizan la relevancia de la educación para los jóvenes y la importancia de una adecuada preparación académica investigativa de los docentes universitarios.

Es de conocimiento común que no todos los profesores universitarios se dedican a la investigación; sin embargo, según los deberes docentes, se espera que cumplan tres roles fundamentales: formación, investigación y proyección social.

El Capítulo VI de la Ley Universitaria, específicamente en el Artículo 48, establece que “La investigación es una función esencial y mandatoria de las universidades, las cuales deben promoverla y realizarla, satisfaciendo las necesidades de la sociedad mediante la producción de conocimiento y el desarrollo tecnológico, con un énfasis particular en la realidad nacional.

Docentes, estudiantes y egresados participan en las actividades de investigación dentro de su institución o a través de redes de investigación nacionales o internacionales establecidas por universidades públicas o privadas.” Adicionalmente, el artículo 87 reconoce la necesidad de que el docente genere conocimiento e innovación mediante una investigación rigurosa en su campo de especialización y que perfeccione de manera continua su conocimiento y habilidades pedagógicas, así como su labor intelectual creativa.

Surge la interrogante: ¿Los miembros de las comisiones organizadoras de la UNAM han demostrado capacidad investigativa? Esta capacidad se evidencia a través de la publicación de artículos científicos y la inclusión en los niveles de RENACYT.

Desafortunadamente, de las últimas tres comisiones, compuestas por nueve profesionales, solo tres han demostrado ser investigadores con publicaciones al 4 de febrero de 2024, lo que representa solo un 33%. Posiblemente, solo ellos entiendan verdaderamente el proceso de la investigación científica.

Esto lleva a cuestionar si las declaraciones sobre la importancia de la investigación hechas por ciertos individuos eran meramente retóricas, ya que no las respaldaban con el ejemplo. La ausencia de una cultura investigativa podría desviar la misión central de la universidad hacia otros enfoques menos relevantes.

A fecha de hoy, 5 de febrero de 2024, la UNAM cuenta con 44 docentes incluidos en RENACYT, reflejando los esfuerzos individuales de los profesores, que a menudo son insuficientemente reconocidos por autoridades que, al carecer de tal reconocimiento nacional, podrían incluso impedir el progreso de la investigación. ¿Y que de los miembros de las comisiones organizadoras? o ¿de las futuras autoridades posiblemente electas para el rectorado, vicerrectorados, decanos y directores de carrera, jefes de departamento?

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