La reciente liberación de la señora “K” coloca nuevamente al Ministerio Público en el ojo de la tormenta. La justica es ciega, dice un dicho, pero la mayoría -por no decir todos-, percibimos que también es manca, sorda y muda. Es decir, que no se hace ningún esfuerzo para poner en línea a los que delinquen.
Cualesquiera que sean los argumentos legales de la mayoría de los tribunos, lo cierto es que esta decisión se da en un contexto de escándalo y de rabia colectiva por los recientes aportes que hicieron los grandes empresarios a las campañas del 20011 y 2016 de la señora “K”, y que hacen que la población incremente sus niveles de desconfianza, no solo hacia los poderes del estado, sino también a la clase política, afectando seriamente los comicios electorales de enero del 2020.
La gente no entiende a la justicia. Cuando la señora “K” juraba y perjuraba que no había recibido un solo centavo de Odebrecht terminó con una prisión preventiva rebajada de 18 meses, y, ahora que confesó haber recibido dinero del BCP y de otros empresarios privados, un poco más de 8 millones de dólares, termina siendo liberada.
Es cierto que una cosa no tiene que ver con la otra –lo de Odebrecht es distinto a lo del Credicorp y otros empresarios – pero, ¿acaso no había suficientes argumentos legales como para que la señora “K” se mantuvieran en prisión? Nosotros creemos que sí, pero el artículo no trata de ello, sino de los efectos que podría tener liberación de la señora “K” en las próximas elecciones congresales.
Nuestra premisa es que liberación de la señora “K” va incrementar la desconfianza hacia todo lo que signifique un espacio de poder porque piensa que todo se compra, en la medida que todos se venden. A ello se suma que los partidos hayan aceptado que las expresiones más nefastas de la política encabecen sus listas congresales. Allí están Mulder encabezando la lista del APRA, la Bartra y la Vilcatoma en la primera fila de Solidaridad Nacional, Chejade como número uno de Alianza para el Progreso, y para cerrar el conteo de la indecencia política, tenemos a Sheput y Heresi a la vanguardia de Contigo.
Todo esto suma a la desconfianza del elector, al voto duro del siglo XXI, es decir, el voto nulo o blanco, el que se expresó en el sur abrumadoramente e hizo que, sin querer queriendo, salgan elegidos gentes improvisadas como gobernadores y alcaldes, con porcentajes ridículos muy por debajo de los votos inválidos.
Esto puede pasar en las elecciones congresales de enero, donde justos van a pagar por pecadores, donde gente decente, pero desconocida, podrían ser desplazado por gente indecente pero conocida, donde la valla del 5% se puede convertir en 2.5%,, y en la que fácilmente los fujimoristas con un 10% podrán colocar la quinta parte del congreso, porque los votos nulos y blancos podrían alcanzar el 50%.
Lo peor de la campaña electoral está por venir porque en unísono todos los candidatos -incluidos los fujimoristas y apristas- gritarán: ¡muera los corruptos!, frente a un elector impávido, confundido, pero a la vez, muy seguro de votar nulo o blanco, creyendo que, con ello, está cumpliendo su deber de evitar la reelección con corrupción.
No sé si ustedes, pero da rabia escuchar a la señora Bartra y a Mulder hablar de corrupción, cuando blindaron a los corruptos y evitaron se haga la reforma política y judicial. Y lo que es peor, atreverse a candidatear nuevamente al Congreso donde hicieron mucho daño. Me resisto a creer que pueda volver a verlos en el Congreso, pero tengo mis dudas, por la cantidad de votos nulos y blancos, que al final, terminaran de favorecer a los “disueltos” y a los corruptos.