POR: MAG. ROCÍO CORNELIO AIRA    

En la edición 2024 del Índice de Desarrollo Social de la Mujer y el Hombre en las Regiones del Perú (IDSMHRP), se observa que tanto Arequipa como Moquegua presentan altos puntajes en comparación con otras regiones del país, especialmente en la Costa. Sin embargo, persisten diferencias significativas entre hombres y mujeres.

A pesar de que Arequipa y Moquegua son regiones económicamente dinámicas, la brecha de género en autonomía económica y oportunidades sigue siendo profunda. Las mujeres tienen menos acceso a empleo formal, recursos financieros y puestos de liderazgo, lo que impide su desarrollo económico. Para cerrar esta brecha, es fundamental implementar políticas que promuevan el acceso igualitario al crédito, la capacitación laboral y la inserción de mujeres en sectores estratégicos. Sin estos cambios, las desigualdades estructurales persistirán, limitando el potencial de desarrollo de las mujeres en ambas regiones.

AUTONOMÍA ECONÓMICA

La autonomía económica mide la capacidad de las mujeres y los hombres para gestionar sus propios recursos financieros y acceder a empleo formal. En Moquegua, los hombres alcanzan un puntaje de 79.3, mientras que las mujeres apenas llegan a 38.4, lo que representa una diferencia de 40.9 puntos.

En Arequipa, la situación es similar: los hombres tienen 70.4 puntos, mientras que las mujeres solo alcanzan 40.8 puntos, con una brecha de 29.6 puntos.

Estas diferencias se explican por la desigualdad en el acceso al empleo formal y al crédito, además de una menor representación de mujeres en puestos de liderazgo.

En Moquegua, a pesar de ser una región con alta actividad industrial y minera, las mujeres tienen menos acceso a trabajos estables y bien remunerados, lo que limita su autonomía financiera.

En Arequipa, aunque el sector terciario está más desarrollado, la brecha de género sigue siendo significativa debido a la segregación ocupacional y la menor participación femenina en sectores mejor remunerados.

OPORTUNIDADES

En la dimensión de oportunidades, que incluye el acceso a empleo, educación superior y desarrollo profesional, la brecha de género también es evidente.

En ambas regiones, ningún grupo (hombres o mujeres) supera la calificación de nivel bajo en oportunidades, pero las mujeres se encuentran en una situación más desfavorable.

En Moquegua y Arequipa, los hombres siguen teniendo mayor acceso a empleos formales y oportunidades económicas, lo que refuerza la desigualdad estructural.