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24 julio, 2025 10:14 pm

Moquegua y el verdadero bicentenario de nuestra independencia

El 28 de julio de 1821 es la fecha oficial, pero Moquegua proclamó su independencia siete años antes.

POR: NOLBERTO ARATA HURTADO

Formalmente, el 28 de julio es la fecha oficial de la celebración de la independencia, pero en cierta forma es un romanticismo de la historia oficial que no se ajusta a la realidad.

Moquegua, el 11 de noviembre de 1814 —es decir, siete años antes del 28 de julio de 1821— proclama su independencia, hecho trascendente rescatado por nuestro historiador Ing. Gustavo Valcárcel Salas, que testimonia la valentía y decisión de los moqueguanos por la libertad e independencia. Este hito debería motivar en nuestra tierra celebraciones especiales claves para nuestra verdadera independencia y Fiestas Patrias.

Muy poco se habla del apoyo logístico y financiero que recibieron San Martín y Bolívar en las campañas libertadoras, ni de la importante participación de los argentinos, chilenos (inicialmente), y posteriormente colombianos y venezolanos, quienes intervinieron activamente en casi todas las campañas para lograr la independencia del Perú. Nuestro país era el punto más importante del imperio español en América, ya que el virreinato del Perú controlaba los territorios de lo que hoy son Venezuela, Colombia, Argentina, Chile, la totalidad de Bolivia y parte de Brasil. Por eso, la proclamación de San Martín en Lima fue, para España y los seguidores del rey, un acto no reconocido ni respetado.

En estos apoyos a la gesta libertadora, Gustavo Valcárcel hace especial mención a los heroicos hermanos Landa, quienes tuvieron participación directa en las campañas independentistas, tal como lo testimoniara el general Miller. Uno de ellos fue fusilado en la zona del Huayco, donde actualmente se encuentra el “Parque del Niño”. Sus actos y participación permitieron tomar acertadas decisiones y lograr éxitos en las batallas.

También amerita el reconocimiento a nuestros ancestros por el importantísimo apoyo logístico: dinero, alimentación, cobijo, caballos, burros y mulos necesarios para el transporte de materiales, así como el alistamiento voluntario a las huestes patrias, a pesar de las permanentes sanciones y amenazas de los realistas y del clero, incluso con la pérdida de sus vidas. Resaltamos estas acciones porque los moqueguanos, a diferencia de otros lugares del Perú, participaron voluntariamente y no por reclutamientos forzados.

Otro gran testimonio está en las batallas de Moquegua y Torata, que significaron la mayor pérdida o muerte de los Granaderos a Caballo que desde Argentina acompañaron a San Martín. Según el historiador Pedro Peralta Casani, ambas batallas, inexplicablemente, son ignoradas por Jorge Basadre en su “Historia de la República” y otros escritos oficiales.

En los importantes estudios realizados por Gustavo Valcárcel Salas se mencionan muchos nombres de damas y varones moqueguanos, torateños e ileños que merecen ser considerados en la nominación de calles, plazas o parques, para recordarlos permanentemente por su valor y entrega en lograr nuestra independencia. Estos nombres fueron recomendados el 8 de enero de 1826 por Tomás Landa y nuestras autoridades aún no han cumplido con este justo reconocimiento. Entre ellos figuran: Valentín Pomareda, Juan Marcelino Puertas, Francisco Valcárcel y Zapata, el presbítero Ilario Hurtado, Ignacio Pomareda, Miguel Fajardo, María Galdós y Yáñez, Jacinta Dávila y Flor, Emilia Casanova, Martina Nieto y Tapia, y el ileño Esteban Pérez.

Finalmente, debemos recordar que la independencia fue reconocida formalmente por los españoles solo cuando en Ayacucho se firmó la capitulación o rendición del reino de España. Sin embargo, muchos realistas no reconocieron la derrota. Tan es así que, una semana después de la capitulación, nombraron a Juan Pío Tristán y Moscoso como nuevo virrey, y en Arequipa juró su cargo el 24 de diciembre de 1824. Pero ante la realidad del triunfo patriota, renunció el 30 de diciembre. Por tanto, el 1 de enero de 1825 el Perú amaneció verdaderamente independiente, y este 2025 es el año del verdadero bicentenario de nuestra independencia.

Análisis & Opinión