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22 noviembre, 2024 8:23 am

Moquegua: modelo SIR del covid 19

El presagio es más difícil si tomamos en cuenta que todavía arrastramos una cultura chicha de informalidad, política pública deficiente y corrupción.

Se ha prologando la cuarentena a dos semanas más, los martillazos de las normas sanitarias no han logrado achatar la curva de infectados y fallecidos, las próximas informaciones sobre ellos serán dramáticas y crueles pues a medida que pasa el tiempo son más los afectados en el contagio y la sobrevivencia, además nuestros hospitales no están preparados para atender la pandemia.

Muchos de nosotros nos preguntamos ¿Hasta cuándo vamos a estar en cuarentena? En realidad, no hay fórmulas exactas que vaticinen el futuro de las afectaciones del coronavirus que tiene la particularidad de crecer en cuanto más estemos aglomerados o poco distanciados. El presagio es más difícil si tomamos en cuenta que todavía arrastramos una cultura chicha de informalidad, política pública deficiente y corrupción.

Sin embargo, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante, la ciencia si tiene demostrado que las pandemias a medida que pasan los días incrementan la mortalidad hasta llegar a una parte cumbre en la que se aplana para después descender sus incrementos y generalmente seguir viviendo con el virus o para controlarlo o para volver a repetir la historia en otros meses futuros.

Uno de los modelos matemáticos que se han aplicado en el vaticinio de las enfermedades pandémicas es el denominado SIR que significa Susceptibles, Infectados, Recuperados o fallecidos.

Los susceptibles son las personas que viven en un determinado territorio que no tienen la enfermedad, pero podrían contagiarse del virus.

Los infectados son los portadores del virus y ello tienen dos escenarios de ocurrencia, uno de la de recuperarse y dos la de fallecer. Los susceptibles y los infectados de diversa manera están en contacto, interactúan entre ellos de acuerdo una tasa de relación.

Si todos están en cuarentena la relación es menor entre ellos, pero si esta solo se cumple parcialmente es lógico que la relación es mayor. En esta relación se produce el contagio que tiene un porcentaje, que depende, como decíamos, del nivel de contacto.

El contagiado estadísticamente trasmite en escenarios de mayor contacto a tres personas. A su vez esos tres lo hacen individualmente a otros tres, se multiplica de 1 a 3 y pasa a 12 y así funciona geométricamente hasta cierto límite.

Afirmamos así porque los contagiados no se contaminan entre ellos, los recuperados se vuelven inmunes a la enfermedad y las personas que caminan se asustan y se disponen a acatar la cuarentena. En este escenario el nivel de contagio baja de 3 a 2.

Si aún más, la política pública atiende con prontitud la carencia de ingresos, los hospitales no colapsan y las personas entran en pánico, se hacen más conscientes, el nivel de contagio baja a 1. De esta manera la curva se aplana y comienza a decrecer, no desparece, el número de contagiados y fallecidos. ¿Cuándo llegaremos a esta situación anhelada? El vaticinio depende de nosotros mismos y de la situación de sobrevivencia en cuarentena.

En la aplicación del simulador matemático SIR basada en una población de Moquegua proyectada en 192,970 habitantes al 2020, con una duración media de la enfermedad de 15 días, una tasa de interacción entre las personas de 2.50, una probabilidad de contagio de 15%, tasa de recuperación de 96% y tasa de mortalidad de 5%; da como resultado que la pandemia en del departamento continuara ascendente, según el SIR, hasta aproximadamente fines del presente mes si se siguen en las mismas condiciones actuales (Véase gráfico SIR).

Si la tasa de interacción entre personas se eleva a 3 la curva seguirá ascendente y no bajará hasta los últimos meses del presente año. Pero si la tasa de interacción entre las personas baja a 1 el escenario para el departamento es más optimista puesto que la curva muy pronto habrá alcanzado la cumbre y comenzará su decrecimiento.

Solo y entonces podremos aplicar los protocolos de vida en las instituciones públicas, empresas privadas, centros comerciales y vía publica entre otros. Sin embargo, como dicen algunos en matemáticas todo es posible, el mundo real es más complejo y diverso.

No nos quepa duda que lo que sí está en nuestras manos es bajar el nivel de interacción entre las personas, evitar que se aperturen los centros de alta concurrencia poblacional sin aplicación de protocolos de seguridad sanitaria y que concienticemos a muchas personas todavía sean irresponsables en su actuar diario. De otro lado la autoridad pública tiene que demostrar firmeza en sus decisiones, muchos de ellos lamentablemente las sentimos muy genuflexas y ambiguas.

Análisis & Opinión