Por: Gustavo Valcárcel Salas
La sesión inaugural fue el sábado 31 de marzo de 1934 en el salón de actos del centenario Colegio Nacional de La Libertad, bajo la presidencia del Gobernador del Distrito N.° 71 (alusión al Rotary Club del Perú) señor Carlos Salas Perales. Gobernaba el país Óscar R. Benavides, que el año anterior sucedió al asesinado Luis Sánchez Cerro.
El discurso inaugural estuvo a cargo del presidente de los rotarios de la provincia litoral de Moquegua doctor Daniel Becerra Ocampo. Saludaba a los rotarios de Viena, Bruselas, Ottawa, Praga, Madrid, Tallin, Atenas, Ámsterdam, Budapest, Oslo, Auckland, Varsovia, Carpetown, Cristianía, entre otras ciudades, “que nos han querido acompañar espiritualmente en este certamen, enviándonos las enseñas de sus respectivos países… perfiles de universalidad adquiere esta Asamblea que ha de constituir para Moquegua un acontecimiento histórico perdurable”. En la mesa de honor se lucían las banderas de casi todos los países donde había rotarios.
En estos días se dieron seis sesiones en las que se trataron temas relacionados a la labor del Rotary Club en favor de la juventud, de la escuela, la cultura urbana, la solaridad universal, que estuvieron matizadas de numerosas intervenciones de los socios asistentes.
En su intervención Attilio R. Minuto, secretario del Club Moquegua, aludía al Club Rotario de la ciudad fundado el 29 de marzo de 1928, que trabajaba por el resurgimiento de un valle que “hacía más de cincuenta años estaba dentro de la sima de los más grandes infortunios”. Señalaba que uno de los primeros problemas a resolver era la incomunicación de la ciudad, por lo que era imperativo concluir las carreteras a los pueblos vecinos y la construcción del campo de aviación. Recordaba que inicialmente el valle fue vitícola, cuyos productos se imponían por su exquisitez y pureza. Por diversas causas insalvables se arruinó y los viñedos fueron reemplazados por algodón, que no fue la solución. Se optó por el trigo, que tampoco resultó como se esperaba. Hecho un análisis severo se concluyó que en la parte alta del valle debía sembrarse frutales como la palta y chirimoya, apoyados en que el valle estaba libre de la mosca de la fruta; y en la baja, se recomendaba el cultivo de la vid; en Ilo, el olivo.
Nuestro Club, decía, se limita a estudiar primero y a gestionar después ante quien corresponda la resolución de esos problemas. Promovía campañas de higiene dirigida a los escolares, y otorgaba premios a los mejores alumnos, entre otras medidas de apoyo social en toda la comunidad.
Manuel Diez Canseco, en su intervención resaltó el impacto que tuvo esta reunión rotaria en la ciudad “injustamente olvidada por la nacionalidad y condenada a un aislamiento perpetuo, hoy vive días de movimiento extraordinario, impulsado por los visitantes que hacen gasto de movilidad, hoteles, compras, etc. que redunda en beneficio del comercio”.
En la sesión de clausura, el gobernador Salas Perales hizo entrega al doctor Daniel Becerra el trofeo, una copa de plata, que se hacía merecedor el Club Rotario de Moquegua por su asistencia en todo el año rotario, que fue la mayor concurrencia en el país.
Se acordó de manera unánime un voto de aplauso al Rotary Club de Moquegua por la espléndida organización de la reunión; del mismo modo al Colegio Nacional de La Libertad y al Club Social Moquegua por haber cedido gentilmente sus locales para las sesiones; al señor Attilio R. Minuto, secretario de la Conferencia y a su vez secretario del Rotary Club de Moquegua por su encomiable labor durante la Conferencia y los preparativos y desarrollo de la misma.