POR: GUSTAVO VALCÁRCEL SALAS
Este año en nuestro departamento (o región, según los gustos), estaremos conmemorando efemérides centenarias muy significativas. De ellas destaca por su trascendencia el bicentenario de la fundación bolivariana del Colegio Simón Bolívar, uno de los planteles más antiguos del país pues su origen se remonta a 1711 cuando el rey, acatando lo dispuesto por José Hurtado de Ichagoyen, dispone crear el Colegio San José encomendándolo a los jesuitas. Cuando estos fueron expulsados en 1767 el plantel pasó a poder de los franciscanos quienes lo abandonan en 1824. Sobre estas bases Bolívar lo funda con el nombre de Colegio de Ciencias y Artes San Simón, era 8 de setiembre de 1825. Fundaciones que por la misma época el Libertador también hizo en Cusco, Puno y Arequipa.
Nuestro colegio con el tiempo fue cambiando de nombre, poniendo en práctica una vieja costumbre de insustancial disconformidad. No tarda en llamarse Colegio Nacional de La Libertad. Después se creó la Gran Unidad Escolar Simón Bolívar como parte de un nuevo experimento educativo que no duró mucho tiempo; dejó de usarse el centenario nombre de La Libertad para llamarse hoy Simón Bolívar. En cada ocasión le anteponían un calificativo según el antojo de los gobernantes que se les ocurría ensayar una nueva reforma. Hoy por hoy a nuestro Colegio se le dice Institución Educativa.
Por encima de esta inestable sucesión de nombres, lo que queda es el espíritu con el que el plantel fue creado hace más de tres siglos, y es el mismo que ha permanecido durante todo este tiempo: que allí se eduque la juventud moqueguana. Para eso su benefactor donó su hacienda, su casa, además de dinero en efectivo; por ello los vecinos a lo largo del tiempo se fueron sumando con donaciones que perseguían el mismo fin, educar a la juventud.
El Colegio, nuestro Colegio, el Colegio de Moquegua, cuya fundación marca un hito en la historia regional, ha sido la institución más representativa de la sociedad moqueguana desde siempre.
El aniversario del plantel era una fiesta cívica casi tan importante como el que dábamos a la ciudad. En las vísperas, el paseo de antorchas convocaba a toda la ciudadanía; lo mismo era en el desfile escolar. Las calles céntricas se atestaban de gente.
El sesquicentenario del Colegio, que se conmemoró en 1975, fue una fiesta inolvidable que vistió de gala a la ciudad. Desfilaron representantes de exalumnos de promociones desde principios de siglo, y de todos los siguientes años, muchos viajaron de ciudades lejanas. Estuvieron presentes altas autoridades políticas del Gobierno militar de entonces, algunas de ellas exalumnos del plantel. En la ciudad de Lima el entusiasmo se hizo patente en el Club Departamental Moquegua, que convocó a los moqueguanos residentes en la capital en memorable reunión en la que hubo notables discursos que luego fueron recogidos en un libro.
Estamos convencidos que, dentro de ocho meses, el próximo 8 de setiembre, un renovado entusiasmo se vivirá en la ciudad con motivo de esta bicentenaria efeméride. En ello estamos abocados la dirección del Colegio y la Asociación de Exalumnos.
Igualmente, el 13 de marzo, estaremos conmemorando el segundo centenario de la jura de la independencia que hizo el pueblo de Moquegua, reafirmando su ansia libertaria puesta de manifiesto el 11 de noviembre de 1814 liderado por Bernardo Landa Vizcarra, y reafirmada el 6 de julio de 1823, teniendo ahora como cabecilla al francés Federico de Brandsen.
Así mismo, este es el año en el que recordamos el cuarto centenario de la fundación española de la villa de Santa Catalina de Guadalcázar de Moquegua. La fecha en repetidas ocasiones la hemos explicado y sustentado. Precisamos el año, pero sigue incierto el día, por haberse perdido el acta fundacional.
Tengamos presente que también es el bicentenario de la instalación de la Municipalidad, que ocurre apenas iniciada la República.
Todos estos aniversarios son muy significativos y ameritan una especial programación. A nuestro juicio el que requiere particular atención, lo reiteramos, es el bicentenario de nuestro histórico Colegio, institución que por más de tres siglos es la indiscutible alma mater de la cultura moqueguana.
