Por: Carlos Carpio Montoya
Ya se señalaba por 1920 que el puerto de Mollendo y la vía férrea hacia Arequipa daban “prosperidad industrial y económica al sur del Perú”, pese a que Mollendo no contaba con las cualidades naturales para ampliar sus capacidades. De acuerdo a los reportes de la Peruvian Corporation, administradora del ferrocarril y del muelle, lo máximo que se pudo descargar en un día fueron 1900 toneladas en 12 horas de trabajo y con el apoyo de 9 donkes a vapor y una grúa fija.
En el gobierno del presidente Billinghurst se invitó al ingeniero holandés Mr. Kraus para que estudiara nuestras obras portuarias; este profesional emitió un informe desfavorable a Mollendo y aconsejó la adopción de Matarani, pues al Perú le interesaba tener un puerto seguro, amplio, y que garantice el tráfico de mercancías.
En el diario “El Pueblo” de 1921 se opinaba: “Nosotros no creemos que, por la habilitación de Matarani, va a tener que suprimirse Mollendo. Pensamos que el desarrollo del comercio, de la minería y de las industrias en el sur y en Bolivia, van a ser tales, que se necesitarían dos puertos: Mollendo para la mercadería gruesa, minerales, carbón, borato, madera. etc. y Matarani para la importación de artículos delicados y el tráfico de pasajeros. En este caso, que es muy probable, no tendrían mucho que temer los propietarios de Mollendo, porque este puerto no perdería su importancia. Además, como el costo del ferrocarril para la carga sería mayor hasta Matarani, por la mayor extensión, muchos comerciantes preferirían Mollendo”.
El temor por la entrada en operación de Matarani era tan grande que hasta se pensó en trasladar los edificios de madera desde Mollendo a Matarani. Siguiendo con las publicaciones del diario “El Pueblo” de 1921: “Pero, pongámonos en el caso de que este puerto pierda su importancia, entonces, el Poder Público, estaría en la obligación de dictar eficaces providencias para impedir el daño que resultaría a los particulares, tratando de darles facilidades para las nuevas construcciones en Matarani y de indemnizarlos de las pérdidas. La mayor parte de los edificios de Mollendo son de madera, fáciles de desarmarse y ser trasladados. Pues, bien, a los propietarios de Mollendo, habría que darles el terreno suficiente en el nuevo puerto, trasladarles sus edificios por cuenta del Estado y auxiliarlos con las sumas necesarias para su reconstrucción”.
Más de 100 años después, aquellos temores fueron infundados y no hubo necesidad de trasladar los edificios de Mollendo; hoy Mollendo y Matarani se han convertido en el eje del desarrollo minero del sur del Perú; si bien es cierto que los donkes ya no existen, el puerto de Matarani tuvo su mejor mes en agosto 2023, movilizando en un día más de 25 000 toneladas de carga, asegurando la “prosperidad industrial y económica del sur del Perú”.