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Martín Vizcarra y/o la decadencia de la política (I)

Y aquí cabe hacerse una pregunta que en muchos medios se hacen: ¿cómo entender o comprender a Vizcarra? Algunos amigos especialistas en psicología y psiquiatría me dicen que su conducta es propia de un sociópata que se caracteriza por carecer de empatía hacia los demás, fuerte egocentrismo, desapego a las normas sociales, así como una tendencia a simular sentimientos.

PÓR: CÉSAR CARO JÍMENEZ    

Escribo esta serie de artículos con una mezcla de sentimientos encontrados: tristeza, frustración y tranquilidad. Tristeza, por todo lo que viene ocurriendo en torno a la figura de Vizcarra Cornejo, que querámoslo o no, también salpica negativamente a la imagen de Moquegua y contribuye también a la desilusión mayoritaria respecto a la capacidad y honestidad de la clase política del país.

Aspectos que –reconozcámoslo, aunque nos duela–, están en entredicho desde los años iniciales de la republica hasta nuestros días. Cómo no recordar por ejemplo a Bolívar escribiendo en “Carta de Jamaica”: “El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo régimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo” …Corrupción que en su momento obligó a que González Prada dijese: “En resumen, hoy el Perú es organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota pus” …corrupción que por vez primera vimos y escuchamos en imagen y audio en los denominados “vladivideos” y que en cierta forma también podríamos decir que se trasluce en la disculpa “sincera” (¡O sea que hay otras disculpas falsas!) de Vizcarra tratando de justificar lo injustificable: ¡el uso indebido del poder!

Frustración, porque tanto a nivel nacional como regional, Martín Vizcarra poco o nada hizo, salvo dedicar tiempos y recursos a su promoción personal. Algún día se hará un balance entre el costo y beneficio de sus innumerables viajes, sus falsas promesas, sus innumerables mentiras y sobre todo sus políticas económicas, sin dejar de lado ciertos claroscuros en el manejo de la pandemia, sobre todo en cuanto las compras de las pruebas rápidas dejando de lado las moleculares y las decisiones en cuanto que vacunas comprar.

Tranquilidad, porque a despecho de muchos tartufos y desvergonzados que me reprochan por mi posición, aduciendo que he pecado de desleal por mis comentarios y escritos y que debería haberme quedado callado por haber trabajado cerca de Vizcarra, tan solo le digo a aquellos que me leen, que en toda mi vida siempre he sido y seguiré siendo leal a principios y no a personas.

Y a pesar de ciertas veladas amenazas e intentos de cerrarme tribunas como la columna de opinión que tenía en La República, aun cuento con buenos amigos y espacios que me brindan medios como por ejemplo Prensa Regional y su director, don Rogger Baylón, que publico mis artículos, casi solitarios en momentos en que Vizcarra gozaba del mayor poder y popularidad

Tranquilidad, porque callé cerca de ocho meses hasta que se produjo, lo que para mí fue el punto de quiebre y una gran traición que en algún momento deberán investigarse: el archivamiento del proyecto denominado “Corredor Ferroviario Bioceánico Central”, que me hizo escribir: “Y en cuanto al denominado Corredor Ferroviario Bioceánico Central, ya pareciera haber pasado —al menos con el actual Gobierno— al olvido, justificándose tal decisión, aparte de en motivos geopolíticos, en un monto de inversión artificialmente inflado, tanto en comparación con costos en otros países como con lo proyectado para el denominado Tren de Cercanías, entre Barranca, Lima e Ica”.

Y lo más grave: tras dejar plantado al presidente de Bolivia en aquel entonces, Evo Morales quien viajó a Ilo para recibir una importante carga de importación para su país, Vizcarra no vaciló en viajar poco tiempo después a Santiago de Chile a una reunión con Bolsonaro y Piñeira para promover un corredor multimodal entre Brasil y los puertos del norte chileno, sin considerar ni a Bolivia ni al Perú.

Y aquí cabe hacerse una pregunta que en muchos medios se hacen: ¿cómo entender o comprender a Vizcarra? Algunos amigos especialistas en psicología y psiquiatría me dicen que su conducta es propia de un sociópata que se caracteriza por carecer de empatía hacia los demás, fuerte egocentrismo, desapego a las normas sociales, así como una tendencia a simular sentimientos. Es inestable emocionalmente y muy impulsivo a la vez que, al mismo tiempo suele ser encantador, pero poco confiable. Carece de sentimientos de culpa, vergüenza o arrepentimiento.

(Continuará)

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