POR: MARIANELA ZEGARRA BECERRA
Las ideologías son conjuntos de ideas, valores y principios transmitidos a través de narrativas que explican una forma particular de interpretar el mundo. De manera similar, las religiones son narrativas y una manera específica de ver el mundo, pero, a diferencia de las ideologías, que nos explican situaciones en los ámbitos social, económico y político, las religiones se relacionan con lo espiritual, lo divino y lo trascendental.
Las ideologías se sustentan en teorías no científicas; tienen su base en ideas, preocupaciones, imaginarios e intereses particulares. Su objetivo es transformar la realidad y constituyen un programa práctico para la acción social, según las necesidades del grupo.
El siglo XX nos demuestra, con horror, cómo las ideologías pueden tener un impacto catastrófico en la sociedad, causando sufrimiento masivo de una manera inimaginable, como lo hicieron el comunismo y el nazismo. La ideología de Mao y Stalin, que prometía un futuro utópico, convirtió a China y Rusia en escenas de una de las carnicerías más brutales de la historia, por la gran cantidad de víctimas. Se estima que entre 100 y 150 millones de seres humanos fueron asesinados por regímenes comunistas en el siglo XX.
Mao y Stalin prometían una sociedad perfecta tras superar al capitalismo (otra ideología), y esta creencia los llevó a pensar que las muertes eran necesarias para alcanzar ese futuro ideal. No había remordimientos en estos líderes, sino un trastorno que los hacía creer que eran semidioses predestinados a lograr cambios en sus sociedades mediante una receta ideológica que les otorgaba una certeza absoluta. Se trastocaron, perdieron la brújula y se ausentaron de la realidad, al igual que Hitler y Mussolini con las ideologías del fascismo y el nazismo.
Las principales ideologías del siglo XX y su impacto en términos de muertes, según estimaciones históricas ampliamente aceptadas:
- China (Mao, 1949-1976): Comunismo – 40 a 80 millones, principalmente por hambruna durante el Gran Salto Adelante y represión.
- Unión Soviética (Lenin – Stalin, 1917-1991): Comunismo – 15 a 25 millones, incluyendo purgas estalinistas, gulags y hambrunas como el Holodomor.
- Alemania e Italia (Mussolini/Hitler, 1933-1945): Nazismo – aproximadamente 10 millones; Fascismo – 1 a 2 millones.
- Camboya (Jemeres Rojos, 1975-1979): Comunismo – entre 1.5 y 2 millones, por ejecuciones, inanición y trabajos forzados.
- Corea del Norte (Kim Il-sung): Comunismo – entre 1 y 3 millones, por hambruna y represión.
- Vietnam, Cuba, Europa del Este: Comunismo – entre 5 y 10 millones, por purgas y represión.
Algunas estimaciones incluso alcanzan hasta 260 millones de muertes. Estas ideologías, que causaron tanto daño a la humanidad, se caracterizan por ser dogmáticas y autoritarias, exigiendo lealtad absoluta al Estado o al partido.
Otro riesgo es que han sido y son utilizadas como herramientas de manipulación (lavado de cerebro) mediante el control de los medios de comunicación, la propaganda (como la nazi), la educación y la cultura, el culto al líder, la cárcel (como los gulags de Stalin), la vigilancia y la represión.
¿Lograron los regímenes que aplicaron estas ideologías autoritarias crear una sociedad perfecta? ¿Benefició en conjunto el sacrificio de millones de seres humanos a la sociedad?
En el siglo XXI, el 70 % de la población mundial vive en dictaduras, según el V-Dem Institute (2022).
Según datos del Banco Mundial de 2022, el 8.5 % de la población mundial vive en pobreza extrema, es decir, unos 700 millones de personas que sobreviven con menos de $2.15 al día.
“La pobreza extrema está principalmente distribuida en países con regímenes autoritarios, aunque también existe en democracias. Suponiendo una distribución proporcional, aproximadamente el 70 % de esas 700 millones (unos 490 millones) viven en dictaduras, mientras que el 30 % (unos 210 millones) en democracias.”
Después de la era de Mao, en 1970, la pobreza extrema en China alcanzaba entre el 90 y el 95 % de la población, lo que significaba que vivían con menos de $1.90 al día.
Este dato es importante para reflexionar sobre si debemos dejarnos seducir por las ideologías. Al final, en este campo, los resultados son lo único que importa, porque hablamos de vidas humanas.