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22 noviembre, 2024 11:17 pm

Los ‘lapadulas’ electorales

Pero el tema es grave y serio cuando pasamos de la pelota de fútbol a la desprestigiada política nuestra. Vemos como varios candidatos a la presidencia se han convertido en verdaderos lapadulas electorales. No tienen militancia ni trayectoria reconocida en un partido, han saltado de partido en partido de acuerdo con sus intereses políticos…

POR: MAURICIO AGUIRRE CORVALÁN   

Con un trámite exprés y en solo pocos días, el futbolista peruano italiano Gianluca Lapadula obtuvo su DNI y pudo ser convocado por Ricardo Gareca para jugar por la selección peruana en las eliminatorias rumbo a Qatar 2022.

De Lapadula no se sabía nada en el Perú hasta hace unos pocos años. Después de varias temporadas en ligas menores en su país, sus goles en la segunda división del fútbol italiano llamaron la atención de Gareca y de los entusiastas periodistas deportivos, que lo vieron como el conejo sacado de la galera para solucionar la falta de gol de nuestra selección. Pero Lapadula ya era una estrella y había fichado por el poderoso Milán, así que nos tiró arroz porque quería jugar por la selección italiana.

Años después, y olvidado por la selección de su país, Lapadula sacó su DNI, y se vino a jugar por Perú como una carta de última hora para Gareca, que se quedó sin delanteros por lesiones y por falta de goleadores que den la talla en nuestro alicaído fútbol perucho.

Lapadula llega, pues, como una solución de última hora, no como parte de un proceso, y después de movidas de alto nivel para tener su DNI. No está mal, se trata de fútbol y todos queremos que llene de goles el arco chileno.

Pero el tema es grave y serio cuando pasamos de la pelota de fútbol a la desprestigiada política nuestra. Vemos como varios candidatos a la presidencia se han convertido en verdaderos lapadulas electorales. No tienen militancia ni trayectoria reconocida en un partido, han saltado de partido en partido de acuerdo con sus intereses políticos, y buscan una casa política sólo para intentar llegar a la presidencia. Candidaturas exprés al mismo estilo del DNI exprés de Lapadula.

El periodo de gobierno compartido por los mandatos de Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra es una muestra de las consecuencias de las candidaturas exprés. Un presidente con un partido ficticio y una bancada diminuta, y con un sucesor sin partido y sin bancada. En el medio, cuatro procesos de vacancia presidencial. Un verdadero desastre. Lo más triste de todo, es que muchos de los responsables de ese desastre ya alistan maletas embarcados en otros partidos políticos para buscar una nueva cuota de poder en el 2021, sea en el nuevo Ejecutivo o en el Congreso.

Ejemplos de lapadulas electorales hay varios. Daniel Salaverry, aprista por tradición familiar, fujimorista y keikista a ultranza, anti fujimorista acérrimo, ahora es candidato presidencial por Somos Perú, vía inscripción a última hora en el partido.

Hernando de Soto es candidato de Avanza País, un partido que logró su reinscripción electoral en el 2017 y donde su ahora postulante a la presidencia no ha realizado vida partidaria.

Máximo San Román, es ahora candidato de Contigo, partido de los amigos de Pedro Pablo Kuczynski. Fujimorista en el 90, San Román ha postulado a diversos cargos por Obras, el partido de Ricardo Belmont, Restauración Nacional del pastor Humberto Lay, Unión por el Perú, y por varios movimientos regionales cusqueños, para terminar en el entorno de PPK.

Virgilio Acuña es candidato por Vamos Perú, el partido del ahora preso ex alcalde del Callao Juan Sotomayor. Hace sólo unos meses financió la campaña y postuló al Congreso por el partido de Antauro Humala. Fue congresista por Solidaridad Nacional junto a Luis Castañeda y por Alianza para el Progreso, el partido de su hermano César Acuña.

George Forsyth fue elegido alcalde distrital de La Victoria por Somos Perú, partido en el que nunca estuvo inscrito como militante. Y ahora para ser candidato presidencial tomó el control de Restauración Nacional y hasta le cambiará de nombre por estrategia y marketing político.

En fin, ejemplos sobran. Pero mientras no fortalezcamos los partidos políticos y los candidatos a los puestos públicos sean producto de una militancia sostenida y convencida, poco avanzaremos en la institucionalidad del país, quizá el principal mal por el que en un solo periodo presidencial se hayan discutido cuatro vacancias presidenciales.

Sería bueno preguntarles a los candidatos cuáles son los principios y la ideología del partido por el que postulan y que los diferencia de las otras tiendas políticas. Seguro nos llevaríamos más de una sorpresa.

Evitemos los lapadulas electorales, sólo así sanaremos nuestra política. Eso sí. No tenemos nada contra la convocatoria de Gianluca Lapadula. Bienvenido tano, estamos preparando la garganta para gritar tus goles.

Análisis & Opinión