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6 marzo, 2025 2:03 pm

Los carnavales, 1925 [Parte II]

El sábado 21, “El día de Coronación” de S.M. Isabel I en el Teatro Bolognesi, lleno. Don Augusto impresionó: “Al señor prefecto invito, para que, siguiendo el rito, / y a su gusto y manera, corone a Isabel primera”.

POR: VÍCTOR CASANOVA VÉLEZ   

A don Augusto Ordóñez, admirador del carnaval establecido por el presidente Leguía en Lima, se le “metió entre ceja y ceja” que Moquegua transformara el antiguo juego de carnaval en uno moderno. En febrero de 1925, reunió a instituciones para pedir apoyo a la idea y comprometer su participación. Nació el Comité Pro Transformación del Carnaval, encargado de todas las actividades programadas. ¿Y la Municipalidad? “Que se contente con que ponga el V. B. y asunto concluido”. El alcalde Octavio Turcke no participó.

Se programó elegir a la Reina de Carnestolendas, “el corso de flores con su batalla” y bailes de disfraces, sin agua ni polvos. Para el nuevo carnaval, había chisguetes de éter perfumado, serpentinas, confeti y máscaras. ¿Fracasaría el carnaval? “¡No! Entonces jugaremos del otro modo, con bastante agua, porque también tenemos material: globos, jeringas pintadas, hechas de hojalata, modelo de Lima, confeccionadas por Manuel Abastos, y baldes”.

Se eligió a la Reina del Carnaval entre señoritas de la mejor sociedad moqueguana, en medio de gran entusiasmo por participar, comprando las cédulas en la “Farmacia El Pueblo”, “Farmacia Italiana” y “Farmacia Francesa”. El sufragio público se realizó en ánforas colocadas en la Plaza Principal, los días 15 y 16 de febrero, ante una Comisión formada por “respetables caballeros de la localidad”; presidía Manuel Barrios Fajardo. El escrutinio tuvo lugar a las 6 p.m. del lunes 16. Entre muchas candidatas, destacaron: Graciela Ghersi, Olga Becerra, Lucila Fdez. Dávila, María Rosa Jiménez, María Elvira Vélez, Zoila Maura, Blanca Gómez Morón, Marieta Becerra, Virginia Fajardo, Isabel Becerra, Elena Zapata, Anita Pomareda, Amedea Malatesta, Aurea Fernández Dávila, Esther Cosío. “…después de haberse sostenido por muy simpáticas y virtuosas señoritas de nuestra sociedad una reñida lucha para ocupar el Cetro de Carnestolendas…”, ganó Isabel Becerra de la Flor, elegida como primera reina del carnaval 1925. No había reina de la ciudad.

El sábado 21, “El día de Coronación” de S.M. Isabel I en el Teatro Bolognesi, lleno. Don Augusto impresionó: “Al señor prefecto invito, para que, siguiendo el rito, / y a su gusto y manera, corone a Isabel primera”.

A las 10:30 p.m. entró “Ño Carnavalón” por el Portillo, “muchachote de paja bien grandazo. Lo montamos en un burro y luego, con todos los soldaditos del Capitán de la Infantería y todos los palomillas del pueblo, metieron la gran bulla hasta cerca de la una de la mañana”.

El domingo 22, primer día de carnaval, “Día Alegórico”. En “La Alameda” se presentaron cuatro carros alegóricos; eran cuatro carretas muy bien adornadas, tiradas por dos toros, cada una, presentadas por la Compañía del Teatro Bolognesi, la Colonia China y el Comité Organizador. El corso se inició a las 2:30 p.m., encabezado por dos chaplines en burro y dos a pie; luego, comparsas de soldaditos disfrazados con sus musiquitas; después, los carros alegóricos. Recorrieron el jirón principal hasta la Plazuela de Belén, dieron una vuelta a la Plaza de Armas y regresaron al Parque Bolognesi. “Corso de Flores con su Batalla” porque: “Todos jugaban con los útiles permitidos. De los carros tiraban serpentinas y confeti, y a los carros tiraban lo mismo”. El público acató: “que por la cultura del pueblo se abstenga de jugar con agua y polvos”. El corso fue exitoso y los asistentes pedían otra vuelta.

El lunes 23, segundo día de carnaval, “Día de la Infancia”. Baile infantil de disfraces en la Plaza Principal, desde las cuatro de la tarde; fueron obsequiados por el Comité con dulces, chocolates y soda. Por la noche, hubo baile general de disfraces en la Plaza de Armas.

El martes 24, último día de carnaval, “Día de la Reina”. En la tarde, gran gimkana cómico-popular en el Parque Bolognesi. Por la noche, el Club Social Moquegua, engalanado e iluminado extraordinariamente, agasajó a la Reina del Carnaval y su corte con un elegante baile donde selectos invitados disfrazados jugaron con chisguetes de éter perfumado y serpentinas con mensajes amorosos, furtivos, para las señoritas.

El miércoles 25, a las 5 p.m., con gran jolgorio sacaron a Ño Carnavalón, lo pasearon y lo llevaron al cerro de San Bernabé, donde lo quemaron y sus cenizas fueron enterradas hasta el próximo año. Contritos, todos concurrían al Templo de Santo Domingo para recibir la cruz de ceniza en la frente, signo de arrepentimiento. El “Miércoles de Ceniza”, inicio de la Cuaresma.

¿No se ha jugado con agua? Don Augusto respondió: ¿Qué no se ha jugado con agua? Sí, señor, con mucha agua, pero con mi agua. (El Farol N° 4, 1925).

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