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22 noviembre, 2024 11:30 am

Los audios de julio

"Con cierta frecuencia, había que forzarse a recordar que esos protagonistas de la picaresca delictiva eran jueces superiores, consejeros del CNM, de la Corte Suprema y la Fiscalía".

Por Gustavo Gorriti (*)

IDL REPORTEROS

Escribo esta nota el martes 7 de agosto. Hace un mes, en la madrugada del sábado 7 de julio, después de jornadas ultramaratónicas de trabajo, IDL-Reporteros, la publicación digital de periodismo de investigación que dirijo, publicó el primer artículo, “Corte y corrupción”, de una serie investigativa que en los días siguientes alcanzó formidable resonancia y profundo efecto en el país.

Ahora puedo contarles, pasado el primer mes de publicaciones, cómo y bajo qué circunstancias se hizo el trabajo de investigación.

¿Cómo la empezamos? De la misma manera que muchas otras investigaciones periodísticas (algunas paradigmáticas, otras meramente importantes) en el mundo: una o muchas fuentes anónimas nos hicieron llegar una cantidad tremenda de audios: Miles de ellos. ¿Se trataba de un tesoro informativo? No lo supimos al principio, porque el material nos llegó crudo. Crudo de verdad. Imaginen una biblioteca sin fichero o pantallas de búsqueda; o una multitud de audios sin organización, ni clasificación ni etiquetado. Sin nada que se asemeje a una base de datos o un motor de búsqueda que permita establecer relaciones o encontrar datos específicos dentro del material.

Bastaron algunas escuchas para que supiéramos del gran potencial investigativo que tenía el material, de su carácter secreto y, sobre todo, que no documentaba una investigación concluida sino una en pleno y sigiloso desarrollo.

Esa circunstancia definió nuestro método investigativo, una vez que se tomó la decisión de emprender el reportaje. Nos obligó a trabajar con la mayor discreción posible, a extremar precauciones para mantener la reserva. Significó que los periodistas encargados de escuchar y analizar los audios fueran pocos y que las averiguaciones adicionales que las escuchas nos obligaban a realizar, tuvieran que hacerse en forma muy discreta.

IDL-Reporteros contó desde el principio con la ayuda experta del área de Justicia Viva, de IDL, cuyo conocimiento del sistema judicial acortó mucho el proceso de identificar a las personas y su entorno. A partir de eso, pudimos entrever primero e ilustrar después, a los personajes, sus relaciones, sus métodos y el carácter de su organización.

Los días se hicieron semanas de escuchar, seguir escuchando y escuchar más. De describir primero a los personajes e ilustrar luego las articulaciones entre ellos. Fue un trabajo de una monotonía a veces abrumadora, que eventualmente producía dramáticos resultados. Representaba adentrarse en un mundo, a veces repulsivo, otras fascinante, que se describía involuntariamente a sí mismo con sus voces, sus palabras y giros.

Los personajes contaban sus fechorías con sus propios modos expresivos, algunos muy pintorescos. No eran descripciones detalladas sino menciones episódicas, unas más indicativas que otras, que precisábamos conectar con hechos. Con cierta frecuencia, había que forzarse a recordar que esos protagonistas de la picaresca delictiva eran jueces superiores, consejeros del CNM, de la Corte Suprema y la Fiscalía. El tope del sistema de justicia peruano, en suma.

Habíamos avanzado mucho, pero nos faltaba todavía mucho por escuchar cuando vimos que era necesario adelantar la publicación. No puedo decir exactamente cómo, pero el examen del material y otras averiguaciones nos hizo suponer que los principales individuos investigados –que detentaban gran parte del poder en el sistema de justicia peruano– parecían haberse percatado de la vigilancia sobre ellos.

Decidimos entonces publicar lo que teníamos avanzado sin esperar, como hubiéramos hecho en otra circunstancia, a escuchar todos los audios, clasificar la información y programar a partir de ello una secuencia completa de publicación.

El esfuerzo por incluir material que fuera lo más significativo posible estiró las jornadas de trabajo hasta rozar el límite de resistencia de los periodistas. Fue un trabajo formidable que saltó a la luz pública por primera vez hace un mes exacto.

Los días y semanas siguientes multiplicaron su exigencia. Proseguimos escuchando los audios, avanzando con mayor rapidez, gracias a la información ya acumulada, que señalaba nuevas vetas y marcaba pistas. Pero había que seguir publicando con una secuencia coherente e impactante. Y apenas unos días después surgió otro frente: la necesidad de defender la investigación de quienes intentaron cortarla.

¿De dónde vino el ataque? De los sectores investigados, por supuesto. La incursión fallida en IDL de un fiscal y policías enviados por la fiscal Norah Córdova sin ningún documento ni orden; la convocatoria a una comisión del Congreso para intentar obligarnos a revelar nuestras fuentes; la intimación amenazante del fiscal supremo de Control Interno, Víctor Raúl Rodríguez Monteza, para que le entreguemos nuestro material y delatemos nuestras fuentes. Todos resultaron teniendo motivos propios: el esposo de Norah Córdova, César Serrano, figura en los audios en una charla poco edificante con César Hinostroza Pariachi. Rodríguez Monteza aparece tanto en audios como en fotos de la investigación; y por lo menos dos congresistas, Héctor Becerril y Mauricio Mulder, figuran también en los audios. En el caso de Becerril, los audios aumentan evidencias previas de intromisión en el Consejo Nacional de la Magistratura.

Nos defendimos con energía, y pronto se sumó a nosotros una solidaridad masiva, acompañada de una indignación tan grande, que definió el curso de los acontecimientos en julio. Todos los medios cubrieron el tema. Algunos avanzaron con calidad profesional la investigación.

Poco después, de fuentes a lo que se ve diversas, copias de los audios fueron entregadas a otros medios y cada uno los utilizó a su manera: unos muy bien, con un manejo responsable y corroborativo, que sacó información relevante. Otros con desprecio de la ética periodística, revelando asuntos privados en los que el daño injusto a las personas involucradas es mucho mayor que cualquier interés público. Eso es lo que quisimos y logramos evitar hasta que la promiscua proliferación de audios descontroló la cobertura, parte de la cual terminó en medios ligados a intereses corruptos.

Hasta la primera semana de agosto, los resultados fueron notables: la detención preventiva de muchos involucrados, incluyendo al ahora expresidente de la Corte Superior del Callao, Wálter Ríos, al notorio José Luis Cavassa, a los empresarios Mario Mendoza y Antonio Camayo; la separación de César Hinostroza Pariachi de sus funciones en la Corte Suprema para ser investigado dentro de las prerrogativas de su fuero; la renuncia de Duberlí Rodríguez a la presidencia del Poder Judicial; la destitución (luego de varias renuncias) de todos los consejeros del CNM. Finalmente, luego de masivas manifestaciones en el país, el presidente Martín Vizcarra tomó la iniciativa, respaldó las movilizaciones y, en su mensaje del 28 de julio, defendió el papel del periodismo de investigación y propuso reformas para enfrentar la corrupción.

La reacción de los corruptos dio sus primeros pasos más o menos organizados en agosto. En la fiscalía de la Nación, mientras un angustiado Pedro Chávarry intenta sobrevivir en su cargo, otros tratan de desacreditar y, si pueden, destituir, a los mejores fiscales investigadores, como José Domingo Pérez Gómez, para socavar el ahora muy promisorio avance de la investigación Lava Jato, gracias al liderazgo del fiscal superior Rafael Vela. Entienden, por supuesto, que si continúa el progreso del caso Lava Juez, el Lava Jato –que probablemente reciba una avalancha de información– podrá avanzar con rapidez y eficiencia en el Perú, sacando a la luz a todos los líderes corruptos y no solo a los lornas entre ellos.

Agosto será un mes de pugnas, de definiciones en múltiples batallas internas, con un riesgo real de retroceso en el progreso alcanzado, pero, a la vez, con la perspectiva y la probabilidad –si se resiste bien y no se pierde en agosto lo que se ganó en julio– de avances decisivos en septiembre y octubre que podrán representar logros sustantivos y ojalá que perdurables en la lucha contra la corrupción en el Perú.

El destino de Lava Juez y el de Lava Jato se han unido y juntos estarán en el éxito o en el fracaso.

Intento de incautación en la redacción de IDL-Reporteros. (Fuente: El Comercio)

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(*) Reproducción de la columna ‘Las palabras’ publicada en la edición 2551 de la revista Caretas.

Análisis & Opinión