Últimamente muchos se han vuelto “todólogos” para opinar en las redes sociales y espacios como Facebook, Twitter, Instagram, YouTube, se han convertido en la tribuna de muchos aspirantes a famosos (sin gloria) en estos tiempos en que la pandemia ha aumentado el tránsito por el mundo virtual.
Pero ojo: eso de sentirnos felices opinando a diestra y siniestra no es gratis. Las redes tienen que vivir de algo, ¿no creen? Y ese algo eres tú, mi brother. Sino date una ‘navegadita’ en Google para que veas cómo se utilizaron los datos de los cibernautas gringos y los vendieron a terceros… no lo sabrá el mismísimo Trump, a quien hasta lo suspendieron de Twitter.
¿Dudas? Pues no te creas que somos de ese grupín de conspiracionistas, el tema está bien fundamentado. Chequéate cómo después de buscar un producto empiezas a recibir un bombardeo de información sobre lo mismo, como si leyeran tu mente para saber lo que estás buscando. Y así como en “buenas manos”, esta información también cae en otras más oscuras, para tenerte marcado, pues saben bien dónde trabajas, a qué cole van tus hijos, si tienes carro y qué marca es… así que cuidado. No esperes que algo te pase.
Y te lo volvemos a decir, eres una valiosa mercancía gracias a las redes sociales. Hay muchas empresas que viven de nosotros, sacando perfiles desde nuestras publicaciones que luego venden a universidades, colegios, clubes, bancos, empresas, etc. Tan fácil como dar un click, entrar en la aplicación y “reglarte” virtualmente. Pero no hay más responsable de ello que nosotros mismos, que nos ponemos en vitrina publicando y opinando sin medir las consecuencias.
Nadie va a creer que te hackearon, que seguramente será la única respuesta que se te ocurrirá dar después que tus publicaciones te traigan problemas. No te expongas ni expongas a la gentita qué quieres. En las redes todo se llega a saber.
Y reiteramos, muchos usuarios ni cuenta se darán que sus cuentas fueron “hackeadas” (el 90% de las personas ni se enteran). Así de fácil.