POR: ABOG. LUIS MIGUEL CAYA SALAZAR
Martín Vizcarra ya no está subido a ningún avión, pero tampoco tiene las puertas cerradas para huir de la justicia. Lo que ocurrió este 27 de junio en el Poder Judicial fue mucho más que una resolución judicial: fue un gesto político con toga y martillo. El juez Víctor Alcocer no solo le negó la prisión preventiva al expresidente acusado de cobrar coimas por más de 2 millones de soles cuando era presidente regional de Moquegua; le entregó, en bandeja, el salvoconducto perfecto para solicitar asilo político.
La resolución de Alcocer es una clase maestra de cómo aparentar firmeza mientras se blanquea el camino. Le impuso a Vizcarra comparecencia con restricciones, no viajar a zonas de frontera, no visitar embajadas y le prohibió salir del país por 6 meses más. Suena razonable, ¿verdad? Pero la verdad es otra: esta decisión llegó cuando faltan solo cinco días para que venza su impedimento de salida vigente, y cuando ya existe un informe policial que advierte riesgo de fuga y posibles coordinaciones diplomáticas con Bolivia o Brasil.
Y lo más grave: la sentencia señala que “no se verifica el grado de intensidad necesario para afirmar que hay elementos de convicción que justifiquen una prisión preventiva». Con eso, Alcocer sentó jurisprudencia para que Vizcarra quede excluido de la prisión preventiva en casi cualquier escenario. Le dio inmunidad procesal disfrazada de legalidad.
No es coincidencia que apenas horas después, desde el entorno de Vizcarra, se deslizara la idea de que todo esto era parte de una “persecución política” y que “buscarán justicia fuera del país”. ¿A alguien le suena conocido? Así empezaron Nadine Heredia y otros ilustres prófugos de la justicia peruana.
Lo que el juez Alcocer hizo fue lo que muchos jueces temerosos (o funcionales) hacen en los casos de alto impacto: una sentencia técnica que suena legal, pero huele a maniobra. ¿Qué fiscalía seria puede sostener que no hay riesgo de fuga en un expresidente sin arraigo laboral, que hace campaña electoral pese a estar inhabilitado, y que se mueve con total libertad sin vigilancia policial?
Este fallo no solo pone en jaque el juicio por corrupción más importante de los últimos años. También lanza un mensaje desmoralizante al país: si fuiste presidente, robaste y tienes amigos en la justicia, puedes negociar tu salida con tiempo, con calma y hasta con garantías.
Vizcarra no irá preso por ahora. Pero la sentencia del juez Alcocer será recordada como “el papel que reemplazó el pasaporte diplomático”. En vez de bajarlo del avión, le están preparando la pista de despegue hacia Bolivia o Brasil. El país de destino será decidido solo por Martín Vizcarra, gracias a la decisión del juez Víctor Alcocer.