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3 julio, 2024 1:15 pm

Las redes sociales

¿A quién no le ha pasado que ha dicho "entraré solo 20 minutos" y termina más de dos horas en esa actividad, dejando de hacer mil cosas…

POR: ANGÉLICA ESPINOZA ORTIZ   

¿Quién podrá tirar la primera piedra y decir que nunca ha usado una red social? Seguro debe haber alguna persona que aún no ha navegado en estas nuevas eras tecnológicas y la verdad es que no se están perdiendo de mucho; todo lo contrario, están evitando la tan tentadora proposición de hundirse como muchos en perder la noción del tiempo. Sin recordar que lo más caro que tenemos en este mundo es el tiempo, que una vez que se acaba no regresa para nadie. Disculpen la dureza con la que digo estas palabras; pero díganme, alguno de los lectores que usa las redes sociales, ¿después de quitarle el hecho de que se puede compartir información valiosa en un buen uso, hay algo más que podamos lograr con ellas?

¿A quién no le ha pasado que ha dicho «entraré solo 20 minutos» y termina más de dos horas en esa actividad, dejando de hacer mil cosas como la lectura de un buen libro, dedicarse a sus hijos —aquellos que son padres y que tanta falta hace pasar tiempo con ellos y que tanto nos necesitan—, escribir un mensaje o hacer una llamada telefónica alentadora para una persona que esté pasando por diferentes tipos de dificultades, o simplemente dar un saludo a tu padre o madre que aún están vivos y a los que solo esperamos que mueran para hacer todo lo posible por ir a enterrarlos? Cruda realidad, pero pregúntate: ¿hace cuánto fue lo último que hiciste algo por tus padres mayores de 60 años o por tus hijos menores de 16 años?

Las redes sociales nos llegan a través de las pantallas, y las pantallas han sido diseñadas para ser adictivas. Bajo esta premisa viene a mi mente una pregunta: ¿en qué momento dejamos que las adicciones ingresen de manera tan regular y masiva a nuestra vida? Entonces vivimos en un mundo como «zombies», donde simplemente somos lo que otros quieren que seamos y vivimos como otros quieren que vivamos.

Entonces, sé realista y no envuelvas en la bolsa más cara de regalo un obsequio tan amargo. Dime: ¿sabemos administrar nuestro tiempo o nuestra tan despreocupada forma de vivir seguirá latente?

Análisis & Opinión