POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS (ECONOMISTA DEL CEOP ILO)
El título del articulo ha podido escribirse también “Las hueveras del pez volador”, pero la palabra huevera en nuestro país ha sido distorsionada pues según Martha Hildebrandt la palabra huevera es el femenino de huevero que es el vendedor de huevos de gallina.
En el modismo peruano hueveras es sinónimo de tonto y bobo. Se acostumbra a decir por ejemplo “Pedro es un hueveras, pide un ceviche y solo se come el tostado”. Y no seguimos con el tema porque no faltaría algún lector que afirme que Jorge puso de título al artículo “Pez volador” y se dedicó a escribir huevadas. Sin embargo, no estamos lejos del tema pues ovas en español significa huevos.
Cuando titulamos ovas del pez volador nos referimos a los huevos del mencionado pez que son depositados en el mar en forma de algas unidas por decenas de filamentos, laminas e hilos marinos formando extensos tejidos o racimos en la que contienen miles de huevitos que al madurar se convierten en miles de peces.
Tocamos el tema porque la pesca de ovas del pescado volador se ha convertido en una actividad extractiva constante en la costa sur del litoral peruano debido a la demanda internacional del mencionado producto. Los países que lo demandan son; China, Japón, Países Bajos, Corea del sur, Estados Unidos, Islandia, Taiwán y otros (a 20 USD por Kilo).
Las ovas es un alimento muy nutritivo, saludable y con alto contenido de hierro, calcio proteínas y vitaminas. Si bien las hueveras más conocidas históricamente son los caviares multicolores de del pescado capelán que vive en las costas de Islandia y se exporta al mundo principalmente a Japón donde en sus sushis y masagos es considerado un manjar por alto nivel de proteínas y grasas saturadas y por tanto con precios muy elevados. No se quedan atrás nuestros caviares de tobiko de pez volador o aletas de pez que se diferencia del anterior porque los huevos son incoloros, más crujientes y con rasgos dulzones.
Y los peces voladores los tenemos al frente de nuestras costas, Atico, Mollendo, Ilo y Morro de Sama con sus embarcaciones artesanales se aventuran a buscar mar adentro y afortunados si los encuentran en grandes cantidades porque cada kilo oscila entre los 24 soles a 46 soles en puerto de llegada. Estos peces voladores viven en mar abierto y se caracterizan por la capacidad de saltar fuera del agua y planear en el aire como avioncitos enormes distancias con la ayuda de sus grandes aletas pectorales, como si fueran alas, que en algunos son dos y en otros cuatro. Su forma es alargada y cilíndrico, hocico grueso romo con ojos grandes.
En Ilo la conocen como lizas voladoras por la característica de volar por encima de la superficie del mar y científicamente es nombrado como cheilopogonheterurus e hirundichthys rondeletii y su importancia está en el aprovechamiento de sus ovas que en el litoral sur peruano comienza a extraerse entre octubre hasta enero aproximadamente, la misma, debe ser maniobrada para aplanarla para que no se conviertan rápidamente en pececitos que inutilizaran.
Algunas veces vimos en los terminales pesqueros la oferta de pez voladores y menos mal que no lograron la demanda. Lamentablemente la actividad de extracción de ovas del pez volador es extraída sin límites, son pocos los estudios de su biomasa y pesa mucho la demanda internacional de la apetecible huevera.
Tampoco está difundido en la dieta de los peruanos y son pocos los que saben cocinarlos y aprovecharlos. Lo que sí se sabe es que las acopiadoras de las ovas están en los puntos de desembarque y algunas de ellas financian los costos operativos. Y en buenas épocas son los que se llevan la mayor parte de las ganancias. China hace dos años informó que importo 763 TM de ovas que representó 52 millones de dólares y que el 37% provino del Perú.
Según Comex Perú en el primer trimestre las exportaciones de ovas de pez volador fueron de 10 millones de dólares y superior al anterior trimestre del 2022 en 38% figurando Tacna (Morro de Sama) como el principal lugar de desembarque con embarcaciones del puerto de Ilo.