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22 noviembre, 2024 4:36 am

La sociedad hipócrita: “todos serían corruptos, menos yo” (Ipsos)

POR: JESÚS MACEDO GONZALES   

¿Son solo los ex presidentes sentenciados, los alcaldes procesados o “los políticos” los únicos corruptos en el Perú, y que son los que dan “mal ejemplo a las nuevas generaciones”?

Normalmente son los ciudadanos honestos, castos, puros e inmaculados los que critican a estos “corruptos”. ¿Si esto es así?, ¿la sociedad en su conjunto, formada por estos ciudadanos y ciudadanas, no es corrupta?

Al respecto, la XII Encuesta Nacional sobre percepciones de la Corrupción en el Perú 2022 elaborada por Proética es una encuesta realizada a 1882 peruanos de las principales ciudades del país de todos los niveles socioeconómicos, nos demuestra que los ciudadanos somos tolerantes a la corrupción, porque permitimos o callamos diversos actos corruptos.

En esta encuesta, después de la delincuencia, la corrupción sale como uno de los problemas que les preocupa a los peruanos, según sostienen porque: “perjudica su economía familiar, y reduce diversos aspectos tales como: oportunidades y las de sus familiares de conseguir empleo; la confianza en los políticos, la calidad de los servicios públicos que reciben, la confianza en el Estado” entre otros; y luego señalan que “el Congreso es la institución más corrupta seguida del Poder Judicial”, hasta hi tenemos un dato obvio y conocido.

Sin embargo, según Proética (2022,) en esta encuesta elaborada por IPSOS “el 12% de peruanos señala haber entregado alguna coima, regalo o pago indebido en los últimos 12 meses, lo que representa a más de 2 millones de peruanos y la policía sería la principal institución en la que ocurrió”. Y que, “el principal motivo para incurrir en esta conducta sería la creencia de que, si uno no paga, las cosas no funcionan” y, en segundo lugar, la posibilidad de evitar sanciones mayores. Luego el porcentaje sube, ya que “el 19% de peruanos admite haber pedido un favor alguna vez en su vida para conseguir un trabajo o facilitar un trámite en el sector público, lo que representa a más de 3 millones de peruanos. La experiencia se concentra en hospitales o establecimientos de salud, municipios o la policía”. Los abogados diríamos que, la ilegalidad es una actitud cotidiana en cada ciudadano o ciudadana.

Lo curioso es que cuando se les pregunta si se consideran corruptos, a nivel de autopercepción, “si bien 4 de cada 5 peruanos consideran que los peruanos son corruptos” (según Proética), “esta percepción va bajando a medida que se acerca a la propia persona, de manera que solo 1 de cada 10 considera que sus amigos o familiares son corruptos y solo el 6% se consideraría a sí mismo como una persona corrupta”. Adicionalmente, el 13% de peruanos tendría una alta tolerancia la corrupción, un 55% una tolerancia media, y un tercio la rechazaría totalmente según esta encuesta. Interpretando este 55% de tolerancia media, revela una doble moral “soy honesto con el honesto y corrupto con el corrupto”, es decir somos una sociedad hipócrita porque nos “encanta” la doble moral.

Y para completar el panorama, según la encuesta de Proética (2022), “un 15% considera que si un funcionario corrupto hace buenas obras no debería ser sancionado”, un 8% indica que “es necesario algo de corrupción para poder facilitar el crecimiento de la economía y el desarrollo”, “un 6% considera que es necesario algo de corrupción para agilizar trámites, y que cuando se sabe de algo corrupto es mejor quedarse callado”. No lo dice la encuesta, pero en el fondo está institucionalizada en la corrupción de la gente, perdón en la percepción de la gente, esa frase conocida” que robe con tal que haga obra”. Lamentablemente, estos porcentajes de ciudadanos que ven con normalidad la corrupción no saldrá en las noticias, ya que está sociedad exige a otros lo que no práctica,

Y será igual respecto, por ejemplo, ¿en cuanto al discurso que dan los padres a sus hijos, los docentes a sus estudiantes?, ¿criticarán lo que no hacen, y exigirán lo que no cumplen? Si perdemos la indignación ética por estas hipocresías, ¿con qué autoridad moral juzgamos a otros?, “que tire la primera piedra el que esté libre de pecado”, o que ponga su piedra para construir caminos, no para exigir lo que no tiene y no da.

La ética no es sólo un asunto de principios es un asunto de convivencia humana donde nos respetamos y valoramos desde nuestro mundo interno hacia el mundo externo y viceversa y nos hacemos confiables y confiamos, pero sin mentiras, ni hipocresías.

Análisis & Opinión