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La madre del cordero

…la iniciativa del Ejecutivo de lanzar el referéndum para una nueva constitución no tiene otro propósito más que el de recomponer el desgaste político sufrido en el sur y el centro del Perú, cuyo respaldo fue crucial para la elección del presidente Castillo.

POR: JULIO FAILOC RIVAS   

Creer que una nueva Constitución resolverá los problemas del país es tan falso como la narrativa de que el Perú viene creciendo hace más de dos décadas gracias a la constitución del 93. Sin embargo, la iniciativa del Ejecutivo de lanzar el referéndum para una nueva constitución no tiene otro propósito más que el de recomponer el desgaste político sufrido en el sur y el centro del Perú, cuyo respaldo fue crucial para la elección del presidente Castillo.

Para algunos ha sido una jugada maestra del ejecutivo el de colocar el referéndum como una bomba de tiempo para que la desactive el Congreso, tal como lo hizo el expresidente Vizcarra con el referéndum de las reformas políticas, empero no han calculado que esto también podría ser un elemento más de cohesión para la oposición en el camino de ir sumando más votos a favor de la vacancia presidencial.

El balance de promover un referéndum para que la población se pronuncie si está o no a favor de una nueva constitución no es tan favorable como parece.  Lo cierto es que esta iniciativa ha generado una fuerte reacción y movilización de la oposición, de los medios de comunicación y de los sectores golpistas más radicales con un propósito de tumbarse al presidente Castillo.

Se habla de una nueva correlación de fuerzas al interior del Congreso a favor de un tercer intento de la vacancia presidencial, previa Censura del premier Aníbal Torres, en la, por un lado, el Congreso se pondría al vilo de la disolución, y por otro lado, se generaría una mayor cohesión de los congresistas a favor de la vacancia presidencial.  Se estima que si el ejecutivo hace cuestión de confianza con el referéndum –como lo ha anunciado– lo más probable es que se produzca una reacción del Congreso a favor de la vacancia. Vacancia o disolución, esa es la cuestión.

La experiencia de Martín Vizcarra puede servir de lección, quien gana por puesta de mano puede salir airoso. La primera la ganó el expresidente con la disolución del legislativo, la segunda la perdió porque la constitución no le permitía disolver el Congreso en su último año de gestión y terminó siendo vacado. La situación no es la misma, pero la experiencia puede ser útil.

El Congreso está en desventaja porque no solo tiene un alto nivel de desaprobación (según IEP alcanza el 86%), sino que también, si vacan a Pedro Castillo y Dina Boluarte renuncia, se van todos y eso es lo que la mayoría de la población quiere.

El presidente Castillo esta entre dos fuegos. Están quienes la defienden y están convencidos que el cambio de la constitución es para que Perú Libre y los comunistas se perpetúen en el poder, y que –en nombre de ello y de la democracia– hay que tumbar a Pedro Castillo como sea, ya sea con la vacancia presidencial o con un golpe de estado.

Al otro lado están los que creen que el cambio de la constitución acabará con los abusos y los monopolios, que resolverá los problemas de la salud y de la educación, que permitirá generar empleo para todos y todos, y que, para ello, hay que incluir algunos capítulos en la nueva constitución que declare que la salud, la educación, el empleo es un derecho humano.

Y mientras tanto, por esta constitución, los peruanos estamos enfrentados, y que si hay algo en la que coinciden los dos extremos es que creen que la constitución es la madre del cordero.

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