POR: CÉSAR A. CARO JIMÉNEZ
Desde la expansión colonial europea hasta las últimas intervenciones contemporáneas (léase Trump), este fenómeno ha generado debates sobre sus efectos y sus justificaciones, muchas veces enmarcados en acaramelados discursos de civilización, progreso y dominio, ante la indiferencia de sus gobiernos, políticos y pensadores… más importa un gol anulado que una bomba asesina…
Y aquí cabe recordar a figuras destacadas en el pensamiento antiimperialista en América Latina, como lo fue José Carlos Mariátegui, y en particular, la obra y las ideas de Haya de la Torre, fundador del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana). Aunque su pensamiento abarca múltiples aspectos de la realidad peruana y latinoamericana, sus críticas al imperialismo y su visión del antiimperialismo son especialmente relevantes en la historia de la lucha por la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Haya de la Torre escribió un libro que puede calificarse como profético, en el cual analiza con claridad los peligros y las contradicciones del imperialismo, así como la necesidad de un liderazgo nacional que defienda los intereses de las clases populares.
En dicho texto destaca el papel del antiimperialismo como un elemento fundamental para la liberación de los pueblos oprimidos y para la construcción de una nación soberana y digna. Sus ideas ofrecen una perspectiva crítica que invita a reflexionar sobre las acciones y políticas de las autoridades y países calificados como imperialistas en la actualidad, y sobre cómo estos afectan la economía, la política y la cultura de los países latinoamericanos.
En los días presentes, donde algunos políticos parecen desorientados o mediocres y donde la corrupción y la falta de visión aún predominan, las ideas de Haya de la Torre cobran especial relevancia. La historia del imperialismo nos recuerda que la lucha por la independencia económica y social no es solo un asunto del pasado, sino una tarea constante.
Es importante recordar que, aunque hoy en día muchos países han logrado avances económicos y han construido modelos de desarrollo que generan orgullo, como en el caso del Perú, donde nuestra moneda es apreciada en grado sumo, estos logros deben entenderse en un contexto de resistencia y autonomía frente a las presiones externas.
El Perú, en particular, ha experimentado un proceso de crecimiento económico que ha fortalecido su moneda y ha mejorado las condiciones de vida de muchos ciudadanos. Sin embargo, no debemos olvidar que este desarrollo debe sustentarse en una política soberana y en una visión crítica del imperialismo, que garantice que los beneficios lleguen a toda la población y no solo a unos pocos. La construcción de un modelo económico, social y laboral justo requiere de una profunda reflexión sobre las raíces históricas del imperialismo y de la importancia de mantener una postura independiente y autóctona en las decisiones nacionales, con respeto mutuo y constante.
En conclusión, la historia del imperialismo nos enseña que la lucha contra la dominación extranjera y por la soberanía nacional sigue siendo vigente. Las ideas de Haya de la Torre, en su obra y en su legado, nos llaman a ser críticos y conscientes de nuestro papel en este escenario global, recordándonos que el verdadero progreso se alcanza cuando los pueblos controlan con libertad y justicia sus recursos, su destino y su cultura, variables que no apreciamos tanto en el Perú como en casi todo el mundo. ¡Y necesitamos reforzarlas porque solo así podremos construir un país fuerte, justo y soberano, capaz de enfrentar los desafíos del siglo XXI con identidad y dignidad, tanto de nuestros trabajadores como de nuestros socios, los inversionistas y las regiones mineras!

