Por: Arnulfo Benavente Díaz
El pensador Manuel González Prada escribió en 1890 el brillante libro Páginas Libres. En la obra menciona lo siguiente:
«Los males causados por falta de sinceridad y honradez resaltan en los diarios de Lima, casi todos sin opiniones fijas ni claras, defensores sucesivos de pro y contra, apagadores de los más negociados fiscales, voceros de bancos, empresas de ferrocarriles, compañías de vapores y sociedades en que imperan el agio y el monopolio».
Se puede ver que la línea denunciante y discursiva de González Prada parece escrita en el presente, por lo que ocurre en la atmósfera política en los medios de comunicación.
Es evidente que en el Perú hay una lucha de un gran sector de la prensa y del Congreso por conservar la política neoliberal que está escrita en páginas de la Constitución Política.
Tal vez González Prada tuvo razón cuando afirma: «Van donde el negocio les llama, habiendo tenido la imprudencia de afirmar que el periodismo no es una cátedra, sino una empresa industrial».
El Código de Ética del Colegio de Periodistas del Perú dice: «El periodista debe estar siempre comprometido con la verdad, la justicia social, el respeto de los derechos humanos y la paz social».
Es notable que la ética no se encuentra en palabras ni en hechos del periodismo, porque vive sólo en su perspectiva unipolar.
Sostenemos que la función de la prensa debe ser: expresar la verdad de los hechos, promover la justicia social, exigir el respeto a los derechos humanos y garantizar la paz social.
Pensamos que la materialización de una paz social sólo aparece primero con la justicia social, es decir, con la exacta distribución de la riqueza.
Las palabras del periodista Luis Miró Quesada deben servir de reflexión: «El periodismo puede ser la más noble de las profesiones o el más vil de los oficios».
¿Cuál es el más vil de los oficios?