Desde que tengo uso de razón, en estos menesteres, aprendí que la política no solo debe ser de confrontación, sino también, es de unidad. Unidad para cerrar filas en contra del enemigo externo, que asecha y amenaza nuestra existencia. La confrontación tiene su valor en tanto que -una vez acabado con el invasor- es utilizado políticamente para derrotar todo aquello que consideramos se opone a los objetivos de desarrollo. Es una unidad condicional, temporal, relativa, pero también es la confrontación entre los contarios, absoluta, como absoluto es el desarrollo, el movimiento, los cambios entre lo viejo y lo nuevo.
El Covid-19 es el invasor externo, el enemigo invisible, el que asecha diariamente nuestras vidas y amenaza con quitárnosla. Aquí la política como confrontación es inútil y contraproducente y, por el contrario, exige unidad de los que incluso se consideran enemigos.
La estrategia de prevención sanitaria y socioeconómica para hacer frente el Covid-19, presentada recientemente por el gobierno regional, debe ser, además de un documento de debate, un punto de unidad o de cohesión de todos los que vivimos en Tacna, para derrotar al Coronavirus, a ese enemigo que no podemos ver, que nos mantiene en cautiverio y que amenaza con destruir, no solo nuestra salud, sino también la economía de Tacna.
Hasta donde entiendo no se trata de un documento acabado, sino de una propuesta para su discusión y ha sido distribuido a diferentes instituciones para que aporten, de manera que es un documento abierto sobre la cual vale revisar con atención y rescatar lo positivo. El resto lo dejo para después o mejor dicho para otro artículo con el ánimo de ir aportando en el mejoramiento de la estrategia.
Rescato lo valioso y pertinente como herramienta para enfrentar el Covid-19 desde su integralidad y realidad concreta, en tanto aborda componentes sanitarios, sociales y económicos, y además parte de un análisis estratégico, lo cual hace prever que se trata de una estrategia que va más allá del corto plazo y proyectado hacia un horizonte pos coronavirus. Asimismo, la propuesta puede ser útil y replicada en otros gobiernos regionales en un contexto donde solo el gobierno central aparece tomando las iniciativas y los gobiernos regionales acatándolas, como si no tuvieran sus propios problemas y particularidades.
Revertir el enfoque asistencial y orientarlo hacia lo preventivo promocional de la salud, como medidas de prevención, es otro de los aspectos que hay que rescatar, sobre todo cuando tenemos un grueso importante de población que tiene poca cultura de lavado de manos y deficientes estilos de vida saludable, frente a la fácil propagación y letalidad del Coronavirus. De la misma manera, concentrarse en protección y aislamiento del adulto mayor, sobre todo en los que tienen patologías letales, frente a este virus, es otro de los aciertos. Las medidas de aislamiento social, la descentralización del mercado Grau (principal foco de contaminación del virus) y las propuestas de ordenanzas para el abastecimiento y el uso de los mercados zonales donde reside la población es otra de las exigencias para combatir el coronavirus. Otro aspecto clave tiene que ver con la descentralización de las pruebas de descarte del COVID-19 y evitar la dependencia del Instituto Nacional de Salud. La decisión de adquirir pruebas de descarte directamente y realizar los análisis en laboratorios tacneños es fundamental para determinar la dimensión del contagio y evitar que nuestro sistema de salud colapse.
En cuanto el reinicio de las clases, tanto para escolares, como para los que estudian educación superior, creo que aún no estamos preparado para ello. No obstante, se debe generar una plataforma virtual de alcance regional, la misma que debe ir acompañada de la provisión de equipos informáticos para los alumnos de las zonas rurales para lo cual se debe contar con el apoyo de los gobiernos locales.
La dimensión económica de la estrategia también está presente, cuestión que me parece interesante, como propuesta complementaria a la del gobierno, cuyo fondo de reactivación para las PYMES, apenas alcanza los 300 millones de soles, monto totalmente insuficiente considerando que éstas representan el 96.5% del total de las empresas y que dan empleo a más de 8 millones de peruanos. La creación del Fondo de Desarrollo Económico y Social, con aportes de la actividad minera y los recursos del canon minero, para dinamizar la economía local y evitar la quiebra de las pequeñas unidades económicas, resulta crucial para evitar el aumento del desempleo y la delincuencia.