POR: ABOG. JESÚS MACEDO GONZALES
El Gobierno Regional de Moquegua ha iniciado la construcción de la política regional de juventud. Esto significa primero elaborar un diagnóstico de los problemas de los jóvenes, y luego plantear propuestas para que sean implementadas por el Estado. Uno de esos problemas detectados es el tema de discapacidad ya que muchos de ellos tienen vergüenza de decir y asumir que la tienen, o lo que es peor, no han ido al médico para un diagnóstico.
Y por si acaso, una persona no necesariamente nace con una discapacidad, algunas las vamos adquiriendo por la edad, el trabajo y otras razones. Por lo tanto, es bueno que seamos sensibles a este tema, ya que, si tenemos alguna discapacidad, la asumamos con normalidad y si no la tenemos, aprendamos a dar un trato diferenciado y preferente a las personas que lo tienen.
La ley 28873 Ley General de la Persona con Discapacidad, define a la persona con discapacidad como “aquella que tiene una o más deficiencias físicas, sensoriales, mentales o intelectuales de carácter permanente que, al interactuar con diversas barreras actitudinales y del entorno, no ejerza o pueda verse impedida en el ejercicio de sus derechos y su inclusión plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que las demás”.
Fíjense que hay discapacidades que se ven y otras que no se ven. Las que se ven como una persona que no tiene una parte del cuerpo o es una persona invidente es más fácil de entender; hay otras que no se evidencian y deberíamos conocerlas. Hace años cuando enseñaba en la universidad había un estudiante, que sentía que, aunque yo explicaba de la manera más sencilla, el estudiante no me entendía. Cuando acabó su carrera, me dijo que era sordo de un oído y que no me lo había comunicado por vergüenza. El problema es que su vergüenza constituía una limitación para mí también, porque le habría exigido que se siente en la parte delantera y al hablarle sabría de qué lado hacerlo.
En la universidad, por ejemplo. hay un joven que tiene síndrome de down leve, el cual tiene vergüenza decir que lo tiene a sus compañeros. Además, según él, lo ven raro y poco sociable. siente que lo marginan y que es despreciable. Es decir, le cuesta asumir su discapacidad. Y nadie que la tenga debería sentirse mal, simplemente asumirla y desarrollar otras habilidades en la medida de sus posibilidades.
Mi abuelito trabajaba en una fábrica de tejidos y un accidente le mutilo los cuatro dedos de la mano y sólo tenía el pulgar. No obstante, él hacía de todo y no parecía que tenía discapacidad. Aunque también es cierto que, cuando uno se vuelve adulto mayor aparecen otras discapacidades tales como la sordera, la debilidad muscular entre otros.
Por eso, los padres que tienen niños, deberían hacer controles a sus hijos cuando vean algunas dificultades. Por ejemplo, un niño que se distrae fácilmente, que no atiende lo que se le dice o que se olvida, podría significar una discapacidad por déficit de atención. Como se ve, esta discapacidad no se ve y los padres no deberían tener vergüenza, ni sentirse mal si su hijo o hijo tiene una discapacidad.
Una joven me confesó que tenía autismo leve, y que había hecho un buen trabajo con sus compañeras de la universidad, sin embargo, sus compañeras dijeron que estaba mal. Me solicitó que revise su trabajo, que estaba bien elaborado y con buena información. El problema es que los autistas son personas que desarrollan un nivel de inteligencia superior y viven su propio mundo. Y las chicas al parecer le dijeron que estaba mal solo por envidia. Como suele pasar en muchos jóvenes.
Necesitamos aprender que la discapacidad es una limitación de nuestro cuerpo con la cual podemos nacer o adquirir y no hay que tener vergüenza de asumirla. Los que la tienen deberían comunicar a los que no la tienen, para que la convivencia con las personas con discapacidad sea más inclusiva. Y los que no tenemos discapacidad deberíamos aprender en que consiste pues algún día la podríamos tener, ya sea por accidente de trabajo o incluso cuando nos toque ser adultos mayores.
Así tendremos un país más inclusivo a las personas diferentes porque tienen una limitación física o psicológica. Además, porque si yo no sé qué tú tienes una discapacidad, al final el discapacitado puedo ser yo, porque no te trato de manera diferenciada y te excluyo sin saberlo.