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La decadencia de la política (IX)

Por: Cesar Caro Jiménez

No recuerdo quién escribió que las naciones al igual que los seres humanos tienden al autoengaño, menospreciando u ocultando sus defectos y carencias y elevando en grado sumo presuntas virtudes…rasgos que creo que son manifiestos en el caso del Perú y que hace que en nuestro medio coexistan posiciones muy disimiles y a la vez absurdas, tal como lo podemos apreciar en los resultados electorales de este último domingo que revelan que somos un país fracturado más que por ideas o corrientes de opinión, por sentimientos, menosprecios, racismos, complejos de superioridad, resentimientos, desinformación, etcétera, pero sobre todo con oídos sordos a las posiciones  de los “otros”, panorama que nos lleva a que socialmente estemos fracturados y sin rumbo: carecemos de objetivos serios y creíbles en todas las instancias: municipales, regionales y nacionales.

Y si a ello agregamos que carecemos de partidos y por consiguiente de una clase política con líderes y propuestas, vemos lo que ha ocurrido, –con mayor agudeza e inestabilidad que en procesos anteriores–, en las últimas elecciones: 18 candidatos y “partidos” (lean “vientres de alquiler”) que se distinguían casi todos por sus limitaciones y carencia de propuestas viables desde un punto de vista técnico y económico, encuadrados en reglas absurdas que ocasionaron la dispersión de votos y que hayan pasado a la segunda vuelta dos candidatos con un ínfimo porcentaje de aceptación, lo que se refleja en que ambos no cuentan con muchos congresistas adeptos, lo que los obligará si o si, a buscar acuerdos en el Congreso.

Y aquí cabe replicar lo que escribí anteriormente: no hay dialogo ni propuestas serias, tan solo enumeración de objetivos sin decir o calcular el costo y cómo los lograrían. Abundan son los adjetivos, la descalificación de la persona y las mentiras, a tal punto que pareciera que cada cual vive en países diferentes, porque no hay lugar para coincidencias.

Por un lado se recurre a incitar miedos ancestrales aprovechando la insania y torpezas de gobiernos cercanos como el venezolano y el cubano, para –con parecida política a la de los años de la guerra fría–, inflar o acrecentar el terror a los regímenes “comunistas”, poniendo en un segundo plano y/u ocultando que hoy el país que tiene más inversiones en el Perú y es el principal mercado de nuestros productos es la República Popular China, que se autodefine oficialmente como una República socialista unitaria marxista-leninista gobernada por el partido comunista.

Y aquí para tranquilidad de un buen sector de la población, cabe aclarar que de acuerdo a los clásicos marxistas, el comunismo es una etapa posterior al capitalismo y socialismo, enfatizando –y creo que eso lo hace la China actual–, que antes de pasar al socialismo se debe desarrollar al máximo al capitalismo. ¡Comunismo no ha habido en ningún lugar del mundo y la historia! Lo que se ha dado o se da, de acuerdo a la teoría marxista, son gobiernos donde han primado o priman movimientos encabezados por personajes o grupos izquierdistas que usualmente recurren a medidas de corte dictatorial, que en algunos casos crean sistemas de gobierno similares al nicaragüense, venezolano e incluso el cubano.

Aspecto que no creo que se dé en el Perú, porque nuestra problemática política y social creo que es más parecida a la de otros países de Suramérica donde llegaron al poder por la vía electoral movimientos “marxistas” como por ejemplo en la década del 70,  en el Chile de Allende, –esperemos que no ocurra algo similar en el Perú, en cuanto su trágico final– ;  Mujica en Uruguay, Lula en Brasil, Correa en Ecuador y Evo en Bolivia, todos los cuales una vez cumplido su periodo electoral, dejaron el poder.

Creo que también cabe recordar que escribí:  que en nuestro tiempo las grandes masas ya no votan como antaño, por los “ingenieros, doctores y señorones”, que poco o nada hicieron por ellos, a tal punto que abundan como autoridades el perfil de los “Castillos”, a lo largo y ancho del Perú, con la excepción parcial de ciertos distritos de Lima que tienen más semejanzas con el llamado “primer mundo”, que con nuestra cruda realidad, muy bien retratada por Nicomedes Santa Cruz en su décima “No me den…”

Asimismo, cabe resaltar que aparte de que el modelo económico neoliberal está en crisis a nivel mundial, acelerada la misma por la pandemia, los actuales resultados electorales, puede decirse que se enmarcan dentro de la dualidad y antagonismo entre el centralismo limeño y las provincias, aparte de un hecho singular y una clarinada de alerta: en el caso de la Región Moquegua, Tacna y Arequipa, todas ellas con grandes mineras, el voto hacia Perú Libre ha sido mayoritario, lo que rebela un descontento que de no corregirse puede ocasionar mayores fracturas sociales. Y aquí cabe llamar a la reflexión a todos los interesados para buscar un justo medio y por favor, no recurran aquellos que no quieren ningún cambio, al trillado argumento que no puede cambiarse las normas ni los contratos unilateralmente. La historia está plegada de ejemplos contrarios, a tal punto que de ser cierto que no pueden modificarse, aun seguiríamos siendo colonia de España o en EE.UU., la esclavitud continuaría.

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