POR: ENRIQUE LAZO FLORES
Mientras que la inflación mundial producido por el con conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, mantiene en vilo al mundo entero, amenazando con una crisis alimentaria mundial, el cobre mantiene su ruta del descenso intermitente, aumentando la preocupación por la desaceleración económica y, está generando una alarma en el mercado, sobre todo, en los países mineros como el Perú.
El temor de una recesión mundial crece, suben de precio las materias primas, y se encarece cada día los precios en los mercados, en ese panorama, todos voltean la mirada a la minería como la tabla de salvación de la economía, pese a que el cobre corre el riesgo de un mayor retroceso en los próximos meses, según lo advierten.
A este peligro se suma los conflictos sociales que se produjeron semanas atrás y son estas acciones los que frenan la producción en los proyectos de mineras más emblemáticos como el Corredor Minero Sur, zona que alberga proyectos y operaciones cupríferas como Las Bambas, Constancia y Antapaccay, donde las protestas volvieron a activarse, al margen de otras mineras donde anuncian paros y bloqueos como en la provincia de Chumbivilcas, en la Región Cusco.
Si bien es cierto que el cobre es el mineral que es considerado como el material que pueda solucionar los problemas económicos en el mundo, también es cierto que el gobierno del Peru, en este caso hablando de nuestra realidad, deberían empezar a dar paso a la ejecución de los más de 43 proyectos que se tiene en cartera y que lo anunciado por el presidente de la PCM Aníbal Torres no caiga en saco roto, teniendo en cuenta de la capacidad de aporte que tiene la minería a la economía del Perú.
En estos momentos cuando se vuelve a hablar de la activación de nuevos conflictos, no se está tomando en cuenta que la minería en el Perú está en la capacidad de aportar alrededor de 85.000 millones de soles, o sea, algo más de US$ 21, 000 millones solamente en impuestos y regalías, además de generar 74.000 millones de soles a través de servicios contratados a terceros, asociado a los proveedores mineros que representan alrededor de 4% y el de la minería es del 10% para los próximos 10 años, siempre y cuando se cumpla el cronograma planificado y no haya mayores interrupciones por los conflictos anunciados. Por lo tanto, en opinión de los especialistas, si logramos ejecutar la cartera de aquí a 2031, estaríamos reduciendo la pobreza en 14 puntos porcentuales y el Producto Bruto Interno tendría un crecimiento acumulado de 13%”.
Estos cálculos que no son especulaciones, sino realidades de las que se viene hablando desde hace varios años atrás, son la expectativa y la esperanza de por lo menos 16,6 millones los ciudadanos beneficiados por la cartera, que significa alrededor del 38% de la población estimada para el año 2031, además que la cartera tiene el potencial de generar 3,9 millones de empleos, con lo que se estaría reduciendo la pobreza creciente y creando más fuentes de trabajo.
En el Perú tenemos varios proyectos por empezar, las cuales se están demorando por la crisis política que atravesamos, sin embargo, es menester insistir en que no solo salgan estos proyectos, sino que se dé inicio a las exploraciones, que al fin de cuentas es la reserva de los futuros proyectos que no solo debe colocar al Perú, en el primer país productor de cobre en el mundo, que en este momento lo tiene el vecino país de Chile, con lo que cambiaría la situación socio económica de millones de peruanos que fueron afectados por la crisis sanitaria y la desocupación masiva.
Está en manos de este gobierno que ha empezado a retomar la confianza en la empresa privada, sobre todo en la minería, como fuente de un recurso económico que va permitir no solo cambiar la calidad de vida, sino de combatir la pobreza de millones de ciudadanos que está reconociendo a la minería formal y responsable, como el motor de desarrollo y progreso del país en su conjunto.
Ante la constante amenaza de la caída del precio del cobre, se debe impulsar el inicio de los proyectos de exploración y de los proyectos de ejecución, que ya se cuentan con los permisos como Tía María, en Arequipa, Los Chancas y demás proyectos que debe empezar a generar la economía porque, a mayor amenaza se hace necesario mayor producción.