MAG. JAIME CARPIO BANDA
El gráfico evidencia cómo la burocracia consume una parte significativa de los presupuestos regionales en el sur del Perú, relegando los recursos destinados a obras y contradiciendo la misión fundamental de los gobiernos regionales como promotores del desarrollo.
El presupuesto total (PIM) asignado a las nueve regiones del sur asciende a 19,155 millones de soles. Solo 5,365 millones de soles (28%) están destinados a obras, mientras que 13,789 millones de soles (72%) se asignan a la burocracia. En promedio, por cada sol destinado a obras, se destinan 2.6 soles a la burocracia.
RELACIÓN BUROCRACIA/OBRAS:
La relación más alta es en Arequipa (3.4), seguida de Apurímac (3.2) e Ica (3.1). Estas regiones destinan más de tres veces lo invertido en obras a la burocracia.
Las proporciones más bajas corresponden a Moquegua (1.7) y Madre de Dios (1.7), aunque sigue siendo preocupante que el gasto en burocracia sea casi el doble del destinado a obras.
Arequipa tiene el mayor presupuesto total (3,075 millones de soles) y destina 2,380 millones (77%) a la burocracia.
Moquegua, aunque con un presupuesto total relativamente bajo (937 millones de soles), presenta una asignación de 595 millones (63%) a la burocracia frente a 341 millones (37%) para obras.
En Tacna, con 1,046 millones de soles asignados, se destinan 745 millones (71%) a la burocracia y solo 300 millones (29%) a obras.
La asignación presupuestaria refleja una priorización de la burocracia sobre el desarrollo regional, lo cual es incompatible con el objetivo de los gobiernos regionales de impulsar obras de impacto en sus comunidades.
Se deben implementar políticas de control que evalúen la eficiencia del gasto público y limiten el crecimiento desproporcionado de la burocracia.
Los gobiernos regionales deben priorizar la inversión en proyectos tangibles que beneficien a la población, en lugar de engrosar el aparato estatal.
La ciudadanía debe exigir mayor transparencia y rendición de cuentas para garantizar un uso eficiente de los recursos.