POR: MAGÍSTER VÍCTOR CASANOVA VÉLEZ
La proclamación de la Independencia, el 28 de julio 1821, solo se hizo efectiva en Lima y la costa norte; en el sur no tuvo ningún efecto, por el control del ejército español. El Virrey La Serna estableció en Cusco y gobernaba la sierra central y el sur peruano; lo defendía un poderoso ejército acantonado en Valle del Mantaro, Cusco y Puno.
Moquegua, por haber apoyado con efectivos, mulas y víveres, a los ejércitos patriotas de Miller, Alvarado y Santa Cruz, 1821-1823, y por proclamar su independencia el 6 de julio 1823, quedó a merced de las represalias realistas. El Batallón Gerona la ocupó, reinstaló la autoridad española y cometió terribles abusos personales, saqueo de casas y destrucción del valle.
La campaña patriota contra el Ejercito Real terminó con la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre 1824; después de ella el poder virreinal se rinde y acepta su retiro del sur peruano. El primer acuerdo de la Capitulación de Ayacucho dispone la “entrega de todo el territorio hasta el Desaguadero”.
Un mensajero lleva la noticia de la derrota al Cusco. El 16 de diciembre, el presidente de la Real Audiencia Antonio María Álvarez, convocó a reunión extraordinaria de autoridades para coordinar la resistencia. Nombraron a Pío Tristán como nuevo virrey del Perú y conminaron a los jefes realistas del sur a defender sus provincias. El mutismo de las autoridades reales, no evitó que tal noticia se extienda como reguero de pólvora por el sur, destruyendo la moral realista.
En Puno, el gobernador realista Rafael Maroto enfrentó a una sublevación armada el 27 de diciembre que lo puso en fuga. Los sublevados liberaron los prisioneros patriotas de la isla Esteves, entre ellos, el general Rudecindo Alvarado, quien asume la gobernación y jura la independencia el 30 de diciembre.
En Cusco, el 12 de diciembre 1824, la división patriota del general Agustín Gamarra parte desde Huamanga, para tomar el control político y militar del Cusco. Gamarra tomó el Cusco el 25 de diciembre; la resistencia española se diluyó y las provincias se libran de autoridades realistas.
En Arequipa, Pío Tristán recibe la noticia de su nombramiento como virrey, el 21 de diciembre; juró su cargo y fidelidad al Rey, el 24 de diciembre. Tristán asume su cargo con energía, pero las continuas deserciones de los batallones realistas y la proximidad del prefecto nombrado para Arequipa, coronel Francisco de Paula Otero, lo desanimó. El 30 de diciembre de 1824, Tristán renunció a su cargo y reconocía la victoria patriota. El 15 de enero de 1825, Otero ingresó en Arequipa. El 1 de febrero 1825, publicó un bando anunciando la proclamación de la independencia el 6 de febrero en la ciudad.
En 1824, Moquegua sufría el despotismo, robos y destrucción de sus bienes por batallón Gerona en represalia contra el pueblo patriota moqueguano. A fines de noviembre 1824 llegaron a Moquegua nuevos visitadores españoles, Oliva y Moyano, quienes cometieron abusos de tal magnitud que el propio subdelegado español de Moquegua, informó los hechos al Intendente Lavalle de Arequipa, quien, en lugar de cortarlos, más bien los autorizó para hacer lo mismo.
Al amanecer del 24 de diciembre “empezó a susurrarse en la Ciudad” la derrota española en Ayacucho. Por la tarde, llegaron cartas urgentes que confirmaron los rumores mañaneros. Inmediatamente el ejército español se marchó rumbo a Arequipa. El subdelegado Anselmo Gago, cesó en sus funciones el 5 de enero 1825; los misioneros españoles del Colegio de Propaganda Fide, piden sus salvoconductos y abandonan Moquegua rumbo a España, por Quilca, el 8 enero 1825.
El nuevo Municipio a cargo del gobierno, reconoció a Simón Bolívar como Libertador del Perú y “Supremo jefe político y militar de la República” y desconoce la autoridad del Rey. Moquegua proclamó la independencia en cabildo abierto del 13 de marzo 1825, rubricada con las firmas de 482 ciudadanos. El Acta de esta proclamación es Patrimonio Cultural de la Nación desde 2023.
El Bicentenario de la Batalla de Ayacucho para el sur peruano es trascendental. No fue la consolidación de la independencia; significó la expulsión de las autoridades realistas, y ya libres, juraron su independencia final.