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13 septiembre, 2024 5:05 am

José de La Mar: Presidente Constitucional del Perú

Durante su gobierno se promulgó la Constitución liberal de 1828 y se hizo frente a la Guerra contra la Gran Colombia presidida por Simón Bolívar. El Libertador declaró la guerra al Perú.

POR: MIGUEL ARTURO SEMINARIO OJEDA (DIRECTOR DEL MUSEO ELECTORAL Y DE LA DEMOCRACIA DE LA DNEF DEL JURADO NACIONAL DE ELECCIONES)     

José Domingo de La Mar y Cortázar fue un militar y político con lealtad al Perú republicano, Estado del que llegó a ser su presidente en dos ocasiones: como jefe de una Junta Gubernativa y como Presidente Constitucional, elegido por el Congreso de la República. José de La Mar fue al comienzo realista y luego pasó a filas patriotas tras un trabajo persuasivo del general San Martín, quien era su amigo desde España. Así se inscribe en la historia independentista a este patriota que nació en Cuenca, Ecuador, el 12 de mayo de 1776.

José de La Mar fue hijo de Marcos de La Mar Migura, administrador de las Cajas Reales de Guayaquil y Cuenca, y de la guayaquileña Josefa Paula Cortázar y Lavayen. Pasó sus primeros años en Guayaquil, espacio que desde 1803 había vuelto al Virreinato del Perú, manteniéndose en él una filiación siempre peruana y no grancolombiana.

Estudió en el Colegio de Nobles de Madrid, y fue en España donde transcurrió gran parte de su infancia y juventud, y donde hizo su carrera militar, peleando en las campañas contra la Francia revolucionaria y cuando Bonaparte invadió la Península Ibérica. Tras retomar el poder Fernando VII, en 1816, lo envió a Lima como Subinspector General del Virreinato del Perú, incluyendo a la fortaleza del Real Felipe.

Antes de regresar a América, participó en la Guerra de la Independencia Española, conociendo por estos avatares al general San Martín, siendo esta experiencia decisiva para su paso a filas patriotas cuando el Protector de la Libertad del Perú ocupó Lima. Ya en la época bolivariana, se destacaría en la batalla de Ayacucho.

Durante su gobierno de 1828-1829, lidió con la oposición política de sus antiguos camaradas de lucha por la independencia. Al parecer, para ellos era una apetencia natural el hecho de capturar el poder, que se había convertido en una ambición para muchos. A partir de entonces, su protagonismo se hizo mayor cuando se convirtió en el eje que representó al Perú en la guerra de 1828-1829.

EN LA INDEPENDENCIA Y LA REPÚBLICA

Al llegar al Perú, las guerras por la independencia eran muy fuertes en las colonias españolas. Algunas ya habían proclamado su independencia, pese a la obstinación del virrey Abascal, que poco después sería sustituido por Joaquín de la Pezuela, quien vio con buenos ojos a La Mar. Derrocado Pezuela, pese a que por su rango le tocaba reemplazarlo, se nombró en su lugar a José de la Serna, y cuando este virrey dejó Lima, San Martín logró persuadirlo para su incorporación al ejército patriota como general de división, el 26 de octubre de 1821.

Fue elegido diputado por la provincia de Huaylas al Congreso Constituyente de 1822, y el 21 de septiembre de ese año, al día siguiente de su instalación, fue elevado a la Presidencia de la Suprema Junta Gubernativa del Perú, sucesora del gobierno protector de San Martín. Organizó la Primera Expedición a Puertos Intermedios contra los realistas, pero fracasó y se le responsabilizó de ello. Acto seguido, fue reemplazado por José de la Riva Agüero. Poco después, fue a Guayaquil, donde contrajo matrimonio con Josefa Rocafuerte, quien falleció en 1826.

Cuando Simón Bolívar llegó al Perú, lo llamó y en 1824 lo nombró General en Jefe de la División Peruana del Ejército Unido Libertador del Perú. No participó en la batalla de Junín, pero sí en la de Ayacucho, con una destacada actuación. Cuando terminó el gobierno de Bolívar, el Congreso lo nombró Presidente Constitucional del Perú en junio de 1827, a propuesta de Francisco Javier de Luna Pizarro, generándose un descontento en el general Andrés de Santa Cruz, que aspiraba al cargo y a quien apoyaban Agustín Gamarra y Antonio Gutiérrez de la Fuente.

PRIMER PRESIDENTE CONSTITUCIONAL

Pese a que algunos historiadores no están de acuerdo, gran parte de ellos lo consideran como el primer Presidente Constitucional del Perú. En este sentido, recordemos que, terminada la influencia bolivariana en el Perú, el 28 de febrero de 1827, se hizo la convocatoria de elecciones para el Congreso, en el que La Mar resultó elegido diputado por Huaylas, mientras permanecía como Jefe Político y Militar de la plaza de Guayaquil.

Estando en esa ciudad ecuatoriana, recibió la noticia de su nombramiento, hecho por el Congreso de la República del Perú a propuesta del presidente del Congreso, Francisco Javier de Luna Pizarro. Así, sería Presidente Constitucional de la República del Perú. A juicio de Luna Pizarro, era la persona más idónea del momento para desempeñar ese cargo, por no estar dentro del círculo del caudillismo, y se le eligió, causando un malestar a Andrés de Santa Cruz, quien también aspiraba al cargo. La Mar salió de Guayaquil el 24 de julio y el 19 de agosto llegó a Chancay, ingresando a Lima sin gran pompa, y el 22 de agosto asumió sus funciones como el Presidente Constitucional del Perú.

Durante su gobierno se promulgó la Constitución liberal de 1828 y se hizo frente a la Guerra contra la Gran Colombia presidida por Simón Bolívar. El Libertador declaró la guerra al Perú. Los avatares de la guerra llevaron a La Mar a Piura, trasladándose la imprenta del ejército a Tambogrande, donde se imprimieron los ejemplares del periódico “El Botafuego”, que se conservan en la Biblioteca Nacional del Perú. El ejército peruano sufrió un revés en la batalla de Portete de Tarqui, pero no una derrota total; La Mar firmó el Convenio de Girón con el retiro de las tropas peruanas de los territorios ocupados, mientras la Gran Colombia reconocía la peruanidad de Tumbes, Jaén y Maynas.

Tras esto, un grupo de oficiales peruanos lo apresaron en Piura el 7 de junio de 1829, por negarse a renunciar al cargo de presidente, y desde Paita lo embarcaron con rumbo a Costa Rica, donde murió el 11 de octubre de 1830 en la ciudad de Cartago. Tenía 54 años de edad. En 1834, el presidente Luis de Orbegoso inició los trámites de repatriación de los restos, que recién en 1843 fueron entregados al marino alemán Eduardo Wallerstein. Cuando llegaron al gobierno peruano, se les depositó en un mausoleo en el cementerio Presbítero Maestro de la ciudad de Lima.

Análisis & Opinión