Ilo…carta a mi amigo, el alcalde (II)

POR: ING. EDUARDO JIMÉNEZ LAZO

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La descripción que hace Albert Camus, de la ciudad de Oran, en La Peste, podía fácilmente aplicarse al Ilo actual: “Una ciudad sucia, oscura, maloliente, con edificaciones y árboles maltrechos y desagradables…”.  Algo que es real.

Una de las formas de contrarrestar este desbarajuste urbano es la correcta planificación y administración de sus áreas verdes, ya que por medio de ellas se humaniza la ciudad y se rescata en gran medida el ambiente natural, minimizando el caos arquitectónico y vehicular que existen en Ilo, atenuando los efectos de la contaminación.

La vegetación de una ciudad cumple para la mayor parte de sus habitantes un servicio esencialmente ornamental y paisajista: es agradable a la vista, da una sensación de frescura y nos proporciona sombra.

La calidad de vida de una zona urbana depende en gran parte de la belleza y el mantenimiento de los espacios verdes.

La ingeniería del paisaje mediante plantaciones estratégicas nos dan espacios verdes con microclimas urbanos placenteros donde relajarse disfrutando del aire más puro, en medio de árboles, jardines y parques matizados por las brisas marinas. Recordando que el costo de nuestras zonas verdes es uno de los más altos del Perú, dado que para construir nuestros parques, tenemos que sacar las rocas del suelo y traer tierras fértiles de las lomas y hacer nuestras áreas verdes que tácitamente son maceteros gigantes, usando agua potable en lugar de usar las provenientes de Pasto Grande que discurren al mar.

Aquí, cabe recordar que la noción de “ciudad verde” apareció en Francia a principios de los años 70, como un movimiento de reacción contra el urbanismo de los dos decenios precedentes que privilegiaba el cemento y el ladrillo sobre las áreas verdes, dejando de lado antecedentes históricos en varios países del mundo que vieron como señores jardineros, paisajistas y/o arquitectos con experiencia y criterio, diseñaron jardines como por ejemplo los de Central Park, en Nueva York, o malecones como el de Mazatlan, en México, el de Río de Janeiro o uno más cercano, como el Malecón Cisneros en Miraflores, donde se encuentra el faro que antaño estaba Ilo en Punta de Coles. (Y aquí una sugerencia: gestione usted, con nuestro moqueguano Presidente de la República, la devolución del mismo, porque usted como buen arqueólogo sabe que el patrimonio histórico, se cuida, se protege y no se hurta).

¿Dónde estamos hoy en día en Ilo en lo que a políticas municipales respecto a parques y jardines y urbanismo?…En mi opinión, ¡estamos en nada! ¡Tenemos que crear en los terrenos en los cuales actualmente se encuentran los tanques de Petroperú, un bosque, –guardando las distancias–, en algo similar al de Chapultepec o Palermo en Buenos Aires, donde hayan árboles que aparte de darnos sombra y oxígeno, nos acerquen a Dios!

Y aquí, tampoco puedo dejar de mencionar otra tarea que le corresponde cumplir: conversar con todas las empresas que usan cables aéreos a lo largo de la avenida principal de nuestra ciudad: la Mariano Lino Urquieta, para que el tendido de los mismos sea subterráneo bajo responsabilidad, dado que en cualquier momento puede producirse un accidente como directa consecuencia de la existencia de cables aéreos colocados sin criterio ni seguridad técnica, los cuales se aprecian enredados entre los árboles. ¿La “ciudad verde” está todavía de actualidad en Ilo?

Si, sin duda, pero todavía hace falta comprender sobre lo que Ilo debe y puede ser, sobre los objetivos a definir y sobre los medios y personas para poner en marcha el Ilo verde y urbano que todos queremos. Y para para lograrlo es vital consultar a quienes realmente saben, por experiencia y estudios y no por improvisación o para pagar favores políticos.

Le quiero referir que el suscrito hace algunos años, trajo con su peculio a un distinguido urbanista, el arquitecto Ruiz de Somocurcio y lo presentó a un alcalde de ingrata recordación y le dije: El señor es una autoridad en urbanismo y le he preguntado; ¿qué puede hacer por nuestra ciudad, frente a unos planos precarios, después de haber recorrido todo el puerto y sus alrededores nos dijo: ¡un Viña del Mar, tal vez…no concretamos nada!…Y también le cuento que al citado alcalde, le diseñe y sembré los campos de futbol Garrincha y Maracaná, sin costo alguno, pero como es natural el Municipio puso los insumos y los equipos, apoyándolo durante meses a título gratuito en el mantenimiento de las áreas verdes del Terminal Terrestre, hoy un erial.

Asimismo, le recuerdo que a usted le he ofrecido en su despacho, brindarle mis servicios ad honorem como ingeniero agrónomo,  siendo una de mis especialidades la jardinería y el paisajismo, refiriéndole que he recorrido el mundo, visitando, entre otros lugares jardines y bosques como los mencionados anteriormente.

Y también: ¿Por qué no?, hermanar a Ilo con grandes ciudades jardín, cuyas autoridades, tengo la seguridad, que lo invitarían a visitar sus urbes para que las conozca y las imite y usted nos puede dar el confort y el solaz a todos los que vivimos en este, nuestro pueblo generoso. ¡Y haremos, aquí en uno de los extremos del desierto de Atacama un ejemplo de ciudad exitosa!

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