Ilo: reflexiones a los 54 años de ser provincia

“Siempre parece imposible hasta que se hace…” – Nelson Mandela.

POR: CÉSAR CARO JIMÉNEZ    

Hace también casi esa misma cantidad de años que escribí en un diario limeño, que respetaba y admiraba a Mario Vargas Llosa por su talento como escritor a la vez que señalaba que sus posiciones intelectuales y políticas merecían la atención, –aun en las discrepancias–, de todos los que creen que el valor de un hombre lo determina el valor de las cosas en que está interesado.

Han transcurrido varias décadas y, a decir verdad, todos hemos cambiado y seguimos, seguiremos haciéndolo de una u otra manera en un mundo convulso que trata de encontrar un horizonte donde dirigirse, a la par que líderes que los guíen con inteligencia y sabiduría.

Porque hoy en día, tal y como lo señala Vargas Llosa en una durísima radiografía de nuestro tiempo, en su ensayo “La civilización del espectáculo”, escribe que “la creciente banalización del arte y la literatura, el triunfo del amarillismo en la prensa y la frivolidad de la política son síntomas de un mal mayor que aqueja a la sociedad contemporánea: la suicida idea de que el único fin de la vida es pasársela bien”.

Y Ilo, los ileños de nacimiento y lo corazón o de estadía no son la excepción: en lugar, –como antaño ocurría y ocurre todavía en muchas culturas y tradiciones, en las cuales el cumpleaños es una fecha especial en la que se celebra la vida y se reflexiona sobre lo vivido a lo largo del último año, en el que se revisan los logros alcanzados, los aciertos y los errores cometidos, en nuestros días lo que menos se quiere es pensar, reemplazando los análisis o propuestas en conciertos que son, como las fiestas paganas dionisíacas que en la Grecia clásica celebraban la irracionalidad, ceremonias colectivas de desenfreno y catarsis, de culto a los instintos, a las pasiones y a la sinrazón.

¡Y las críticas y el pensar brillan por su ausencia o su estupidez!

Por ello, por ejemplo vemos que, en tanto los vecinos del norte (Corío) y del centro (Chancay), a pesar de innumerables desventajas logísticas, geográficas y económicas, sobre todo en el caso de Arequipa, han emprendido una campaña mediática y política en procura de tratar de convencer sobre las “supuestas bondades” del proyecto, en tanto que a nivel de la región Moquegua, la miopía por decir lo menos, de las autoridades congresales, regionales y provinciales, proceden como los conocidos monos sabios, pecando de sordos, ciegos y mudos, limitándose a nombrar comisiones y viajar una y otra vez, pudiendo convertirse a la larga o a la corta en cómplices, con la colaboración de los colegios profesionales y ciertos “políticos” en impulsores de una nueva frustración regional, como ha ocurrido con el gasoducto, la petroquímica, la irrigación de las Lomas de Ilo y otros tantos que no recuerdo en estos momentos, a lo que se puede sumar el proyecto del Corredor Bioceánico Central a pesar de todas las ventajas en costos y tiempo de ejecución del mismo, y todo por la desidia principalmente de funcionarios públicos, siendo en el caso de la provincia de Ilo, su actual alcalde, Humberto Tapia al cual muy bien se le puede aplicar el “principio de Peter, o principio de incompetencia de Peter, que visto de otro modo, nos muestra cómo un empleado va escalando en la entidad a la que pertenece hasta alcanzar un nivel que no le permite seguir escalando y le lleva a no poder llevar a cabo los objetivos planteados para este puesto por la compañía”, a tal punto que me atrevo a decir que de acuerdo a la tendencia mostrada hasta la fecha, está muy lejos de competir con Julio Diaz Palacios, Ernesto Herrera Becerra e incluso “Pocho”.

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