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Ilo en sus 52 años: ¿motivos para celebrar o reflexionar?

¿Qué tanto siente hemos avanzado? ¿Llegamos a los 52 años con una ciudad más desarrollada? ¿Se siente seguro? ¿Percibe que tiene motivos para celebrar? ¿Cómo le ha ido a la gestión municipal…?

POR: HUMBERTO JESÚS VILLANUEVA PÉREZ    

En el 52 aniversario de creación política de la provincia de Ilo y más allá de entrega de presentes, inauguraciones, concursos, festivales gastronómicos, desfiles, ceremonias y conciertos con grandes artistas nacionales; me gustaría preguntarle: ¿Qué tanto siente hemos avanzado? ¿Llegamos a los 52 años con una ciudad más desarrollada? ¿Se siente seguro? ¿Percibe que tiene motivos para celebrar? ¿Cómo le ha ido a la gestión municipal, a las empresas ileñas, a los colegios, los institutos, las universidades y demás actores de la sociedad? Pero, sobre todo, ¿Qué hemos hecho por contribuir por el desarrollo de la provincia de Ilo?

En las siguientes líneas propongo algunos motivos para reflexionar más que celebrar y comparto un camino para acercarnos un poco más a la provincia de nuestros sueños.

Empecemos por nuestra visión. ¿Cómo imagina la provincia de Ilo al 2030, 2040 o 2050? Suena ambicioso y hasta difícil estimar esos escenarios por los cambios tan complejos que atravesamos a nivel mundial y regional en los últimos años.  Sin embargo, hay un consenso. Debemos llegar con menores índices de pobreza, mejores mecanismos para garantizar la seguridad, mejores respuestas al cuidado del medio ambiente y un mejor entorno para que todos tengamos la oportunidad de cumplir nuestros sueños. Sin embargo, ¿Cómo hacerlo o por dónde empezar? No hay una receta, pero veamos.

Importantes fenómenos sociales y económicos ocurrieron en los últimos años; sin embargo, más que los cambios que evidenciaron nuestras deficiencias en el sistema de salud, político y económico, vale la pena reflexionar sobre como respondimos ante ellos. Por ejemplo, ¿Qué respuestas brindó nuestro sistema de salud local o las escuelas de nuestra provincia de Ilo?

¿Por dónde empezamos cuando entramos en confinamiento? ¿Qué tan difícil fue adaptarnos ante nuevos escenarios? Según el profesor Ronal Heifetz de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, los sistemas sociales no se resisten al cambio en sí mismo; sino a las pérdidas que conlleva. Es decir, el cambio nos lleva a un proceso que implica cuestionar, reflexionar, desafiar supuestos, modos de pensar hasta inclusive comportamientos con el fin de acercarnos a una mejor situación de desarrollo. Involucra hacerse cargo de los problemas y contribuir con su solución considerando el progreso de todos. ¿Quiénes estamos a cambiar por nuestra provincia?

Por lo tanto, reflexionar sobre nuestra situación actual resulta más urgente de lo que parece.

Según la economista Carlota Pérez, profesora de Tecnología y Desarrollo Socioeconómico en la Universidad Técnica de Tallin en Estonia, los paradigmas del desarrollo han cambiado en los últimos años y por esa razón, las acciones desde el gobierno, las empresas, academia y sociedad civil, deberían cambiar. Por ejemplo, en tiempos actuales, el camino al desarrollo no se basa únicamente en industrializar las materias primas o de excluir la presencia del estado y dejar que el mercado opere sin regulación alguna, o como muchos solicitan actualmente, que el estado lo controle todo. Recetas de los años 1970 o 1980 no aplican ahora.

En nuestro caso particular, no es lo mismo producir aceitunas que aceite de oliva. Sin la tecnología adecuada, procesos de inocuidad, certificaciones que nos permitan acceder a mercados competitivos, entre otros; únicamente mantendremos los reconocimientos internacionales como chispas de luz que nos inspiren a apostar por la agroindustria y nos alejara de la gran llama de progreso en la que puede convertirse para ser el motor de la economía y progreso social que todos ansiamos.

En palabras del economista Piero Ghezzi, y como lo mencioné en un artículo anterior: “Más importante que el qué producimos, importa el cómo”. La frase resuena con fuerza a vísperas de celebrar los 52 años de la provincia de Ilo. ¿Bajo qué estándares ambientales, laborales, sociales y éticos se desarrollan las empresas? ¿Qué tanto se relacionan las decisiones que se toman en las municipalidades considerando el impacto en el desarrollo sostenible? Para esto, necesitamos involucrarnos en el acontecer diario y estar pendientes del desempeño de todos los sectores.

A veces exigimos el apoyo de empresas mineras para la construcción de un malecón, mejoramiento de carreteras, donaciones para actividades especiales y más. Nos quedamos en el paradigma de que las empresas extractivas “tienen que contribuir” y dejamos de lado a los principales gestores de los fondos públicos en el territorio: las municipalidades provinciales y distritales.

Es importante mencionar que, si estos fondos no se destinan a problemas relevantes que respondan a mejoras en la calidad de la vida, no podremos acercarnos al “Ilo, puerto de ensueño” que escuche a mis abuelos. Resulta indispensable la participación no solo cuando los problemas resaltan como la delincuencia en la actualidad o el desabastecimiento de agua en verano.

Tal vez algún día nos alejemos del concepto de “pueblo”, muchas veces entendido como olvidado, relegado y hasta abolido por un entorno que no da respuestas a sus necesidades; para convertirnos en “ciudadanos”, haciendo referencia a una actitud propositiva y dispuesta a colaborar con empresas, academia y estado; que persiste y toma acción frente a las habituales promesas incumplidas del gobierno de turno y busca recuperar la igualdad de derechos, la libertad y la felicidad para todos y todas. Felices 52 años provincia de Ilo.

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