POR: ABOG. JESÚS MACEDO GONZALES
Hace unos días falleció el padre Gustavo Gutiérrez, uno de los peruanos históricos a nivel mundial, reconocido con diversos premios, sobre todo por su obra cumbre Teología de la Liberación, entre otras. ¿Qué tuvo de especial este sacerdote y su teología? Analicemos.
El padre Gustavo Gutiérrez nació en Lima y, desde pequeño, debido a un golpe en el pie, tenía osteomielitis. Durante su adolescencia, esta condición lo obligó a guardar cama con frecuencia; desde los doce hasta los dieciocho años, quedó restringido a una silla de ruedas. Después se recuperó y caminaba con un bastón. Sus amigos cuentan que era un estudiante brillante.
Fue un filósofo y teólogo peruano, ordenado sacerdote en 1959. Fundó el Instituto Bartolomé de las Casas, con sede en Lima, una ONG de la cual tengo el gusto de ser egresado de la Escuela de Líderes Hugo Echegaray. Realizó estudios de medicina y letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y estudios teológicos en la Facultad Teológica de Lovaina (Bélgica) y en Lyon (Francia). Fue catedrático en las universidades de Míchigan, Cambridge, Montreal, Harvard, Comillas, Berkeley, Lyon, São Paulo, Sophia, entre otras. Es decir, era un sacerdote que, a pesar de su discapacidad, realizó una gran producción intelectual.
Sus propuestas teológicas se centran en la relación entre salvación, liberación y desarrollo, y en la opción preferencial por el pobre. En su libro Teología de la Liberación, analiza desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo la historia de un Dios que está siempre presente, que ve el sufrimiento de su pueblo y se aparece primero a través de los profetas y luego, a partir de Cristo, como liberador de las injusticias sociales. Lo hace con y desde los pobres, y considera a la pobreza como un pecado social. Esta teología hizo que, en los años 80, muchos sacerdotes y líderes de la iglesia se comprometieran de manera cercana con las guerrillas, y que los sacerdotes que asumían esta opción preferencial por los pobres se vestían como lo hacía la gente común, sin usar su camisa oscura y su clériman.
Por su propuesta teológica, fue tildado de comunista y perseguido por la iglesia conservadora. Tan es así que, en el año 2002, se hace dominico, ya que, al ser diocesano, se quería silenciar su propuesta teológica y su trabajo. Esto me lo contó un amigo cercano: “Si no se hacía dominico, la censura contra su trabajo y su propuesta teológica iba a ser radical”. Por eso, no es gratuito que el Papa Francisco haya dicho de él: “Supo mantenerse callado cuando tenía que estar callado, y supo sufrir cuando tenía que sufrir, y supo llevar adelante tanto fruto apostólico y tanta teología rica”.
Construir una sociedad justa y de convivencia en los derechos humanos es una consecuencia del aporte del padre Gutiérrez a la doctrina social, no solo de la iglesia latinoamericana, sino a nivel mundial. La propuesta teológica que plantea este sacerdote es estar junto con los excluidos y marginados de este tiempo, pues ellos son productos de una injusticia social. Por lo tanto, hay que combatir la injusticia social para que no existan pobres en este mundo. De manera sencilla, su teología plantea que estar cerca de Dios no es solo ir a misa y rezar, sino que implica acompañar las luchas de un pueblo que sufre y que espera que exista un reino de Dios en esta tierra, donde haya paz producto de la justicia social y todos seamos considerados en igualdad de derechos y deberes. Es ser portador de un Dios que libera al pobre de las injusticias y que, siendo libre, hará que sea feliz y construirá el reino de Dios aquí y ahora. Descanse en paz, Gustavo Gutiérrez.