POR: JORGE ACOSTA ZEVALLOS
El Presupuesto General de la República aprobado por el Congreso mantiene para Moquegua una estructura repetida por años: altos niveles de gasto corriente y baja asignación para inversión. El pliego del Gobierno Regional de Moquegua (GORE Moquegua) continúa mostrando un modelo presupuestal rígido, poco orientado a la formación de capital y limitado para generar crecimiento sostenible.
El pliego presupuestal del GORE Moquegua asciende a S/ 852 773 759 (ochocientos cincuenta y dos millones setecientos setenta y tres mil setecientos cincuenta y nueve soles), monto que representa menos del 1 % del presupuesto nacional. Desde la región se esperaba un incremento sustancial que reconozca su aporte tributario y permita diversificar y desconcentrar la inversión pública. Sin embargo, la estructura vuelve a repetirse sin cambios significativos.
UNA ESTRUCTURA DOMINADA POR GASTOS CORRIENTES
Del total asignado, el 70 % corresponde a gastos corrientes y solo el 30 % a gastos de capital.
Dentro del gasto corriente, el 50,7 % se destina a personal y obligaciones sociales; el 12,2 % a bienes y servicios; el 1,9 % a otras obligaciones sociales; el 0,03 % a donaciones y transferencias; y el 0,17 % a otros gastos.
Estos desembolsos se consumen en el corto plazo y no generan activos permanentes, sino que se vinculan al funcionamiento institucional y a la provisión de servicios públicos.
Desde la teoría económica, esta persistencia revela un diseño ineficiente que privilegia el consumo inmediato sobre la inversión de largo plazo. Surge así el perfil de un “Estado Consumista”, caracterizado por una baja formación bruta de capital fijo, lo que restringe la capacidad futura de crecimiento y generación de riqueza.
¿CÓMO SE DISTRIBUYEN LOS COMPONENTES DEL PRESUPUESTO?
Un análisis más detallado muestra que:
- Productos: S/ 266 millones (31 %).
- Proyectos: S/ 141 millones (17 %).
- Partidas que no resultan en proyectos: S/ 314 millones (37 %).
- Acciones menores: S/ 130 millones (15 %).
Esta distribución evidencia un desbalance significativo entre el gasto operativo —que absorbe gran parte del presupuesto— y la inversión en proyectos, que solo representa el 17 %. En términos económicos, predomina una estructura que sostiene la operación administrativa antes que la inversión en obras o servicios para la población.
DEL ESTADO CONSUMISTA AL ESTADO GESTOR
Transformar esta estructura exige retornar a los fundamentos de la economía pública:
- Pasar de un Estado Consumista a un Estado Gestor.
- Fortalecer capacidades de inversión y formulación de proyectos.
- Orientar la planificación hacia cierre de brechas y resultados medibles.
- Promover transparencia en la ejecución presupuestal.
- Impulsar la participación ciudadana como mecanismo de vigilancia y diseño.
Aunque pueda parecer un planteamiento teórico, no existe otra ruta para evitar que esta estructura presupuestaria —longeva, endémica y resistente al cambio— continúe reproduciéndose año tras año.



