POR: LIC. ADM. DAVID DIEGO OVIEDO TURPO
La temporada navideña representa, para muchas empresas peruanas, el periodo de mayor dinamismo comercial del año. Sin embargo, detrás del incremento de ventas y del entusiasmo del mercado, se esconde un desafío crítico: la gestión financiera. Diciembre no solo pone a prueba la capacidad operativa de las organizaciones, sino también la solidez de sus decisiones financieras. Una campaña navideña mal planificada puede traducirse en problemas de liquidez que se evidencian recién en los primeros meses del año siguiente.
Uno de los principales riesgos financieros en esta temporada es el exceso de optimismo. Muchas empresas incrementan su nivel de endeudamiento para financiar mayores inventarios, campañas publicitarias agresivas o contrataciones temporales, sin realizar un análisis realista de su capacidad de pago. En el contexto peruano, donde las tasas de interés pueden ser elevadas y el acceso al crédito no siempre es flexible para las MYPES, una mala decisión financiera en diciembre puede comprometer seriamente la continuidad del negocio.
Otro riesgo frecuente es la falta de control del flujo de caja. Aunque las ventas aumenten, no siempre los ingresos se cobran de manera inmediata. Las ventas al crédito, las promociones con pagos diferidos y los retrasos de clientes generan un descalce entre ingresos y egresos. Mientras tanto, las empresas deben cumplir con obligaciones como gratificaciones, pagos a proveedores, alquileres y tributos, lo que incrementa la presión financiera.
No obstante, la campaña navideña también ofrece importantes oportunidades. Una gestión financiera adecuada permite aprovechar el incremento de la demanda para fortalecer la liquidez, mejorar la rentabilidad y cerrar el año con resultados positivos. Las empresas que planifican con anticipación pueden negociar mejores condiciones con proveedores, optimizar su estructura de costos y tomar decisiones basadas en información financiera actualizada.
Desde una perspectiva práctica, existen algunas recomendaciones clave. En primer lugar, es fundamental elaborar un presupuesto específico para la campaña navideña, que considere ingresos esperados, costos adicionales y un margen de contingencia. En segundo lugar, se debe priorizar el control del flujo de caja, promoviendo pagos al contado, reduciendo plazos de crédito y monitoreando diariamente los ingresos y egresos. Asimismo, es recomendable evitar endeudarse sin un análisis previo del impacto financiero en los primeros meses del siguiente año.
Finalmente, la Navidad debe ser vista no solo como una temporada de ventas, sino como una prueba de madurez financiera. Las empresas peruanas que logran equilibrar el crecimiento comercial con el control financiero no solo sobreviven a diciembre, sino que inician el nuevo año con una base sólida para seguir creciendo de manera sostenible.

