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22 noviembre, 2024 4:33 pm

Freddy Zeballos Núñez, ¡un ejemplo a seguir!

“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio” – Marco Tulio Cicerón.

POR: CESAR A. CARO JIMÉNEZ   

En esta ocasión quiero referirme a un buen amigo, mejor profesional y sobresaliente moqueguano como es el ingeniero Freddy Zeballos Núñez, que siempre se ha distinguido por su capacidad, honestidad y valentía, valores dignos de destacar en estos tiempos en los cuales predominan las bajas pasiones, las mentiras y el egoísmo individual en la mayoría de las entidades moqueguanas, lo que se refleja en el corrupto y mediocre silencio de las mismas en temas que podríamos llamar candentes, como por ejemplo,  los proyectos “Lomas de Ilo”, “Trasvase de los ríos Chilota-Chincune” y “Centrales Hidroeléctricas Moquegua 1 y 3”, que han merecido sendos y enterados comentarios técnicos y propuestas en varios artículos publicados en las páginas de este medio escrito.

Sin embargo, los mismos no han encontrado mayor respuesta y/o atención tanto de parte de las autoridades como de las instituciones llamadas a velar por el bien común, como son varios colegios profesionales que prácticamente están dejando solo a Zeballos Núñez en su justa posición y lucha en procura que se trasparente dichos proyectos, que pareciera van camino a convertirse en poco tiempo en “grandes elefantes blancos”, haciendo que muchos se pregunten qué hay detrás de la aparente desidia de las entidades públicas e incluso de una gran empresa minera.

Será acaso por lo que Antenor Orrego alguna vez señaló: que en el Perú los políticos y el hombre promedio solían agotarse “calificando a las cosas sin jamás nombrarlas” … es decir sin jamás llegar a su esencia, a su raíz, como también lo denunció en cierta forma González Prada al sostener la imperiosa necesidad de romper para siempre en el Perú “el pacto infame y tácito de hablar a media voz”, algo que Zeballos Núñez con su valiente conducta rompe al  hablar y escribir en alta voz, es decir, directamente, llamando a las cosas por su nombre, en tanto que el  grueso de los políticos, líderes y miembros de diversas entidades públicas y privadas como seres humanos en el fondo intensamente inseguros de sí mismo, eluden los compromisos que importan las definiciones y huye de los riesgos que, derivados de esas definiciones, pueden poner en peligro sus posibilidades de éxito: la expresión “no conviene enemistarse con nadie” forma parte conspicua del universo semántico que orienta la vida de todos aquellos que aspiran obtener un puesto de trabajo, un contrato o unos reales, haciéndome recordar aquella irónica observación de Swift: “ La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse”.

En el Perú y en Moquegua tales fenómenos parecen revelar y al propio tiempo explicar, por lo menos en parte, el carácter en cierta forma necrofílico de la cultura intelectual y política.  Pareciera que se persigue a los vivos o se les ignora en tanto son “conflictivos” y “denunciantes”, adorándolos a veces cuando han muerto. Ahí, por citar algunos moqueguanos, están los casos de Lino Urquieta, Mariátegui y Mercedes Cabello. Sólo cuando han desaparecido se suele reconocer su grandeza o su valentía o su verdad, porque en vida son a menudo blanco de las conjuras del silencio tan características del comportamiento arribista y corrupto.

Por ello este perfil que quiere ser un reconocimiento a un hombre del que me siento orgulloso de ser su amigo, como es don Freddy Zeballos Núñez, un hombre que hace lo que debe, a pesar de las consecuencias personales, a pesar de los obstáculos, peligros y presiones y eso es la base de la moral humana.

Análisis & Opinión